Sociedad -
PRIMAVERA
La oruga procesionaria, que ya desfila por parques y jardines, pone en alerta a los dueños de los perros
Disponen de hasta 500 000 pelos con toxinas, altamente urticantes, recubriendo su cuerpo, de los cuales se desprenden al sentirse amenazadas. La procesionaria supone un riesgo tanto para humanos como para mascotas. ¿Cómo podemos evitar las amenazas de este insecto?
A. SANTESTEBAN | EITB MEDIA
Euskaraz irakurri: Pinu-beldarrak goizago ekin dio aurtengo prozesioari, eta txakurren jabeak erne dira
Comienza el desfile de la oruga de pino en Euskal Herria. Aunque habitualmente esta procesión se produce cada año entre finales de febrero y abril, coincidiendo con el inicio del buen tiempo, lo cierto es que la falta de lluvias y las buenas temperaturas han adelantando la irrupción de estas orugas. No obstante, toparse con una de ellas entraña un riesgo para la salud, especialmente en niños y perros. ¿Por qué son tan peligrosas?
Las larvas de oruga procesionaria se apiñan durante el invierno en los bolsones que penden de los árboles para aislarse de las bajas temperaturas. Hace unos años era normal verlas a mediados de la primavera, pero desde hace algunos años, su llegada se ha adelantado y es habitual verlas fuera de estos nidos según se acerca el mes de febrero.El cambio climático es el principal motivo por el que alargan su instancia entre nosotros y también amplían su rango de acción, cada vez es más fácil divisarlas en parques y jardines en plena ciudad.
Cada ejemplar cuenta con unos 500 000 dardos envenenados en forma de vellosidades llamadas tricomas; son pelos urticantes que contienen una toxina muy peligrosa.
En el caso de las personas, el contacto directo con estas orugas o con los pelos que liberan puede ocasionar irritación, picazón, enrojecimiento e hinchazón en la piel, así como conjuntivitis y dificultades respiratorias en casos más graves.
En mascotas, las consecuencias pueden ser letales. Los perros, al intentar morder o jugar con las orugas, pueden ingerirlas, lo que puede provocar problemas gastrointestinales graves, como vómitos, diarrea, dificultad para tragar e inflamación en la boca y la garganta. En casos más graves, la ingestión de orugas procesionarias puede incluso causar daños en el sistema respiratorio y en órganos internos, llegando a ser potencialmente mortales si no se trata adecuadamente.
En caso de contacto con la mascota, se debe actuar rápido. Se puede aliviar al animal limpiando la zona afectada con agua caliente y jabón, y hay que acudir urgentemente a un veterinario, puesto que el perro podría morir en un plazo máximo de dos horas.
Dado que el desfile de orugas de pino ha aumentado en los últimos, cada vez más localidades, como es el cado de Orio, instalan trampas de anillo para el control de la procesionaria del pino en distintas zonas verdes del municipio.