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menores y nuevas tecnologías
Claves de la nueva ley de protección de menores en entornos digitales
El borrador del anteproyecto de ley para los entornos digitales también introduce modificaciones en el Código Penal, como penas para la creación y difusión de imágenes o audios de voz con IA de contenido sexual.
EITB MEDIA
Euskaraz irakurri: Ingurune digitalean adingabeak babesteko lege aurreproiektuaren gakoak
El Gobierno de España ha aprobado esta semana la nueva ley de protección de menores en entornos digitales, que incluye las revisión médica para evitar adicciones o la obligación a las empresas tecnológicas de implementar sistemas de control parental por defecto. Además, se eleva de 14 a 16 años la edad mínima para abrirse una cuenta en redes.
Estas son las claves de la nueva ley de protección de menores en entornos digitales:
Revisiones pediátricas, con el objetivo de detectar adicción a la tecnología. Así, dentro de las revisiones obligatorias en la sanidad pública para menores, se introducirá un chequeo más para la detección precoz de problemas de salud derivados de un uso inadecuado de la tecnología.
Orden de alejamiento virtual. Con ello pretenden dar una respuesta a los crecientes delitos informáticos, al evitar la reiteración de la conducta punible en los espacios virtuales y mejorar la protección de las víctimas.
Redes sociales para mayores de 16. La edad mínima para poder abrirse una cuenta en redes sociales subirá de los 14 años a los 16.
Herramientas de control parental. Los fabricantes de dispotivos con conexión a internet deberán de incluir información sobre posibles riesgos de un uso inadecuado de sus productos y una funcionalidad de control parental gratuita que se activará por defecto al configurar el dispositivo.
Ultrafalsificaciones. Las imágenes o voces manipuladas tecnológicamente entrarán en el Código Penal, para castigar a quien sin autorización de la persona afectada, difunda su imagen corporal o audio, modificada o recreada.
Uso de identidades falsas. Esta medida recae sobre el grooming, un delito sexual en el que un adulto se hace pasar por adolescente y, con una identidad falsa, contacta con menores a través de las redes sociales, chats o juegos para entablar una amistad. Se gana su confianza y logra que la víctima le mande fotografías o vídeos con contenido sexual.