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Coronavirus
La pandemia en 2022: ¿Traerá la ómicron una nueva fase?
Hay quien se muestra optimista ante una evolución más favorable de la pandemia y cree que esta sexta ola podría ser la última y que la covid-19 está cerca de convertirse en endémica. Consultamos a varias personas expertas si el fin del virus está próximo.
Eider Garaikoetxea O. | EITB Media
Pensábamos (ilusos) que este año las Navidades discurrirían con una cierta normalidad, que iban a ser fiestas para compartir, aunque con cautelas, con familiares y amigos. La énesima variante del virus, la ya omnipresente ómicron, desbarató todos los planes y puso en jaque las reuniones sociales. Los antígenos de farmacia —con permiso de la falta de stock— se han convertido en elemento indispensable del botiquín e incluso hemos normalizado el ritual del desagradable test. ¡Dos líneas rojas y el acabose! Los positivos nos han ido acechando: primero fue el vecino, luego, una amiga, varios compañeros de trabajo... cuando no una misma. Si algo nos ha enseñado este virus es que no hay que dar nada por sentado.
Aún así, hay voces que sostienen que este aumento exponencial de casos, aunque de menor gravedad, pudiera ser la antesala de una nueva fase. Hay quien afirma que esta sexta ola podría ser la última y que la propia covid-19 podría pasar de pandemia a endemia a corto plazo. Desde un punto de vista científico, ¿hay evidencias para afirmar tal cosa? ¿Terminará este 2022 la pandemia tal como la hemos conocido? Preguntamos a tres personas expertas: Izortze Santín (Barakaldo, 1981) profesora e investigadora de Biología de la UPV/EHU; Ana Galarraga (Zarautz, 1970) divulgadora científica de Elhuyar, y Ugo Mayor (San Sebastián, 1975), profesor de bioquímica de la UPV/EHU e investigador de Ikerbasque.
En primer lugar, ¿qué es endemia? "Un virus se convierte en endémico cuando no desaparece y se queda con una prevalencia bastante estable. Hay diversas definiciones, y puede ser endémico de una zona geográfica (el ébola, por ejemplo), hay virus endémicos estacionales (la gripe) y otros que afectan solo a sectores concretos, como a personas vulnerables. No obstante, en general son virus que podemos tener bajo control con diversas estrategias",nos explica Santín.
Galarraga detalla que cuando un patógeno aparece "la población no tiene defensas, y surge la epidemia, pandemia si lo hace globalmente. Con el tiempo, la población se adecúa a ese patógeno y va desarrollando defensas. En nuestro caso, con la vacuna contra la covid-19 la protección es mayor. El virus también evoluciona y, normalmente, va perdiendo letalidad y se vuelve más benigno. Hay virus que finalmente desaparecen (como el SARS y el MERS) pero los que no lo hacen derivan hacia la endemia".
La endemia no es precisamente positiva
En opinión de Mayor, "últimamente, veo que se está generalizando una idea, que es que una endemia es más leve que una pandemia, pero en principio, endemia significa una enfermedad que está estabilizada en un lugar. ¿La covid se está estabilizando? Podríamos decir que sí, pero sobre si es más leve, todavía no hay datos". Galarraga sostiene, en la misma línea, que es "un error tildar de positivo una enfermedad endémica".
Izortze Santín ahonda en esa misma línea: "El ébola es una enfermedad endémica, pero cada vez que hay un brote, por su nivel de letalidad (ronda el 50 %), mucha gente muere. ¿Es bueno que sea una enfermedad endémica? Está claro que no".
La bioquímica de la UPV/EHU resalta que el índice de mortalidad de la covid-19 no está en esos valores, por lo que no parece que se comporte como el ébola. "La vacunación, unida a la infección natural tan alta que estamos teniendo, hará que en algún momento la gran mayoría de la población esté inmunizada", argumenta.
La investigadora baracaldesa no cree, sin embargo, que estemos en esa fase. "No hay evidencias suficientes para afirmar que vamos a pasar a endemia; creo que vamos demasiado rápido. ¿Seguramente acabará en endemia? Sí…¿Pero cuándo? Eso es lo que no sabemos".
Así, las tres personas consultadas coinciden en señalar que aún es pronto para decir si la sexta ola será la última y se muestran prudentes al hablar de un eventual cambio de escenario a corto plazo. "No sabemos cuántas ni qué variantes surgirán, ni siquiera cuáles prevalecerán ni qué características tendrán. No todas tienen que ser como la ómicron", advierte Ana Galarraga desde Elhuyar.
La ómicron genera dudas aún
La nueva variante, identificada en noviembre en Sudáfrica aunque anteriormente estaba presente en Europa, multiplicó los contagios en todo el mundo. Según los expertos, la ómicron es 70 veces más contagiosa que su predecesora aunque genera sintomatología más leve.
Esto último, sigue sin convencer a Izortze Santín: "Yo todavía no tengo tan claro que la ómicron sea más leve. Los datos que tenemos hasta ahora provienen de animales o experimentos con modelos celulares. Está por ver qué consecuencias tendrá entre las personas. Parece que entre la población vacunada es más leve, pero entre la no vacunada...".
Ugo Mayor es de la misma opinión. "Estamos viendo que los contagios entre personas de más edad están aumentando rápidamente. No sabemos qué letalidad tendrá la ómicron. Nuestro único referente es Sudáfrica, y la pirámide poblacional de allí no tiene nada que ver con la nuestra". Ana Galarraga insiste en que "en ningún caso pueden compararse situaciones. Allí el nivel de vacunación es muy bajo, la población es más joven (la edad media es la mitad de la nuestra), tampoco coinciden los factores climáticos, ni los hábitos sociales".
¿Qué nos deparará el 2022?
Tanto Galarraga, Santín como Mayor se muestran cautos. "Yo soy escéptica", reconoce Santín, "creo que ser optimista no es la posición más adecuada: afirmar que será la última ola solo traerá que la gente se relaje (…) si nos relajamos más, imaginaos cómo acabarán los hospitales y las UCI".
Ugo Mayor es más pesimista. "El pesimismo no es por la evolución que pueda tener la pandemia, sino porque veo que no estamos implementando lo que hemos aprendido en estos dos años. Sabemos cómo cortar la transmisión, sabemos qué medidas funcionan mejor y, aún así, en muchos ámbitos no vamos por el camino correcto", critica.
El investigador de Ikerbasque pone un ejemplo de esas malas prácticas. Según denuncia, "estas Navidades ha habido un apagón informativo y no dispusimos del número de muertes desde el 22 de diciembre al 3 de enero, y eso ha ayudado a que se multipliquen los contagios, a que una ola que venía ya muy potente lo fuera más aún".
Santín aduce otra razón: "Tengo la impresión de que las autoridades han puesto todos los huevos en el cesto de la vacunación, y no lo han combinado con otras medidas. Por eso estamos dónde estamos".
Preguntada por cuáles deberían ser esas otras medidas, la profesora de bioquímica de la UPV/EHU cita las siguientes: "Detener esta ola, en este momento, es imposible, pero en adelante, deberíamos seguir con la vacunación y haciendo pedagogía. Deberíamos explicar que la transmisión del virus se da sobre todo en interiores (…), por tanto, tomaría medidas para hacer más seguros esos interiores: garantizar la ventilación, instalar medidores de CO2 y si la ventilación no es posible, colocar filtros limpiadores del aire EPA. Conceder las ayudas necesarias para ello. Y también reforzar la sanidad y la Atención Primaria", resume.
Ugo Mayor retrata de este modo la situación epidemiológica actual: "Estamos en un momento crítico y no sabemos qué sucederá en dos o tres semanas. La suerte está echada, los contagios se han producido ya". Mayor baraja dos escenarios posibles para las próximas semanas: la primera, que la sociedad y el sistema puedan asumirlo; la segunda, que todo se desmadre.
Aún en el mejor de los escenarios, Ana Galarraga sostiene que aún nos quedarán deberes pendientes. "Cuando la ola amaine, aflorarán los efectos de todas esas enfermedades que no hemos podido atender y algunas dolencias que hemos dejado olvidadas: la salud mental, la covid persistente (…) pero también las grietas del modelo de cuidado de nuestros mayores y del propio sistema de salud".