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VEREDICTO
El jurado declara culpables a los cuatro acusados por el asesinato de Javier Ardines
La Fiscalía y la acusación particular solicitan para los cuatro acusados 25 años de prisión. El inductor del crimen es un vecino de Amorebieta-Etxano, que decidió matar a Javier Ardines tras conocer que este mantenía una relación sentimental con su mujer.
AGENCIAS | EITB MEDIA
Euskaraz irakurri: Javier Ardinesen hilketagatik akusatutako lau gizonak errudun jo dituzte
El jurado popular ha declarado culpables a los cuatro hombres acusados del asesinato del concejal de IU de Llanes, Javier Ardines, en agosto de 2018: Pedro Nieva, Jesús Muguruza, Djilali Benatia y Maamar Kelii.
Las cuatro mujeres y los cinco hombres que conforman el jurado popular han considerado probado por unanimidad que el vecino de Amorebieta-Etxano, Pedro Nieva, decidió acabar con la vida de Ardines movido por los celos al conocer que este mantenía una relación sentimental con su mujer. Para ello contactó con Jesús Muguruza, que hizo de intermediario con los dos sicarios que se encargaron de matar al edil.
El jurado, que comenzó a deliberar el pasado lunes, ha leído sus conclusiones esta tarde en la Audiencia Provincial de Oviedo, donde se desarrolló la vista oral a lo largo de dieciocho sesiones.
La Fiscalía y la acusación particular solicitan para cada uno de ellos una pena de 25 años de prisión. Los cuatro acusados aseguran que son inocentes y piden su libre absolución. Ahora la Audiencia de Oviedo deberá dictar la sentencia.
El jurado ha considerado probado que Pedro Nieva confirmó sus sospechas sobre la relación del concejal y de su mujer, a su vez prima segunda de la esposa de Ardines, al grabar en diciembre de 2017 una conversación entre ellos en un restaurante, tras dejar su móvil debajo de una servilleta mientras se ausentaba.
La "frustración" por la infidelidad supuso un "punto de inflexión" en el comportamiento de Pedro Nieva, que comenzó a visitar páginas web sobre espionaje para buscar formas de controlar a su mujer o de test de paternidad.
Los mensajes que intercambió durante meses con su mujer, a los que los investigadores accedieron tras volcar el contenido de su móvil, reflejaban "pena y rencor" pese a que ambos siguieron conviviendo en su casa de la localidad vizcaína de Amorebieta-Etxano, según el jurado.
Ya en julio de 2018, Pedro Nieva era conocedor de que su mujer iba a ir a pasar las vacaciones de verano a la casa familiar que tenían en Belomente de Pría, a pocos metros de la de Ardines, "aumentando aún más su frustración y desesperación" y también el "odio y rencor" hacia el edil.
Según el jurado, Pedro Nieva contactó entonces con su amigo Jesús Muguruza, quien se prestó a intermediar con uno de los dos sicarios para pactar un precio.
"En su rol de inductor", Pedro Nieva sólo se comunicaba con Jesús Muguruza, y éste en su "rol de intermediario", lo hacía con Djilali Benatia, quien, a su vez, lo hacía con su compatriota Maamar Kelii, que también accedió a participar en el plan.
Planificación y ejecución del crimen
Unas semanas antes del asesinato, los tres primeros viajaron a Belmonte de Pría para reconocer el terreno y aportar información que facilitara la ejecución del crimen, según el jurado, quien ha hecho referencia a las geolocalizaciones de los teléfonos móviles y al reconocimiento del vehículo en las imágenes de varias cámaras de la autovía.
El día del asesinato, Djilali B. recogió a Maamar K. sobre las tres de la madrugada para viajar desde el País Vasco hasta la localidad llanisca, donde prepararon la emboscada de acuerdo al plan establecido.
En el camino vecinal cercano a la vivienda de su víctima, colocaron tres vallas de obra para cortar el paso de Ardines, que solía salir de sobre las seis de la mañana para salir a pescar con su embarcación.
Ardines se vio obligado a bajarse del coche para retirar las vallas, momento en el que los dos sicarios salieron de su escondite para atacarle, primero con un espray de pimienta y después golpeándole la cabeza con un objeto sin aristas con tanta contundencia que le causó una fractura de cráneo, para finalmente estrangularle ya en el suelo, según ha concluido el jurado.
El jurado también ha recogido el hecho de que, pocos días antes del crimen, Pedro Nieva envió a la mujer y a la hija de Ardines la grabación de la conversación entre su esposa y el concejal con la que había confirmado meses antes la infidelidad, ignorando la posibilidad de que luego le pudiera señalar como posible responsable.