Sociedad -
Violencia machista
Naiara Burgoa, SATEVI: "La violencia vicaria existe y hay que escuchar a los niños y las niñas"
Naiara Burgoa, trabajadora social del SATEVI, habla sobre la violencia vicaria desde su experiencia profesional. Afirma que la mayoría de víctimas con menores a su cargo que llaman para recibir asistencia sufren este tipo de violencia.
Berezi Fernandez | EITB Media
Euskaraz irakurri: Naiara Burgoa, SATEVI: "Indarkeria bikarioa errealitate bat da eta haurrek esaten dutena entzun behar da"
La violencia vicaria ha copado los titulares de los medios de comunicación en los últimos meses por el asesinato de un menor, presuntamente a manos de su padre, en Barcelona o el caso de las niñas asesinadas y lanzadas al mar en Tenerife.
Desde 2014, 41 menores han sido asesinados por sus progenitores o las parejas sentimentales de sus madres en el Estado español. Estas son las cifras de las víctimas mortales, pero la violencia vicaria se ejerce a diario en forma de amenazas, agresiones físicas y psicológicas o chantajes.
Naiara Burgoa, trabajadora social del Servicio de Información y Atención a Mujeres Víctimas de Violencia Doméstica o Por Razón Sexo (SATEVI), lo explica así: "En los casos de violencia vicaria, el agresor sustituye a la mujer por los menores, es una forma directa de infringir sufrimiento a las víctimas haciendo daño a sus hijas o hijos".
Según relata la entrevistada, la mayoría de víctimas de violencia machista que tiene menores a su cargo y decide separarse de su agresor sufre este tipo de violencia. "Cuando la mujer decide dar un paso para acabar con la relación de maltrato, el hombre ve que está perdiendo poder y se pone alerta. Entonces, usa a los hijos y las hijas como último recurso, es uno de los momentos más peligrosos", explica Burgoa.
Y es que, una vez separado de su víctima, el agresor no tiene forma de contactar con la mujer y "la única opción que tiene para hacer daño es mediante sus descendientes", afirma la trabajadora del SATEVI.
Más llamadas durante el confinamiento
Las profesionales del servicio telefónico del Gobierno Vasco confirman que las llamadas de mujeres que relataban testimonios de violencia vicaria aumentaron considerablemente durante el confinamiento.
"Como no tenían forma de acercarse a sus ex parejas durante mucho tiempo, los agresores usaban a los hijos y las hijas para chantajear a las madres", asegura Burgoa. Según el testimonio de algunas víctimas, sus ex parejas amenazaban con denunciarlas por no cumplir el régimen de visitas. Así, las víctimas se veían sometidas a la presión de tener que entregar a los menores aún a riesgo de que sufrieran maltrato.
¿Por qué no se escucha a los niños y las niñas?
Preguntada por cómo podría actuarse para erradicar este tipo de violencia, Naiara Burgoa no duda: "La violencia vicaria existe y hay que escuchar a los niños y las niñas". Y es que, además de las denuncias de las madres, hay muchas ocasiones en las que los propios menores son quienes relatan los episodios de violencia y "aún así, se siguen dando custodias compartidas y estableciendo regímenes de visitas".
En esta misma línea, Burgoa señala que las instituciones deberían concienciarse e interiorizar que este tipo de violencia se ejerce en muchos hogares. Además, añade que "ahora que no se puede usar como argumento el síndrome de alienación parental (SAP) —acusación misógina que se usa en procesos judiciales para retirar la custodia de sus hijos a las madres, prohibida por la ley de infancia desde junio—, es hora de dejar claro que la violencia vicaria es un problema real, es peligrosa y que los hijos e hijas están en peligro".