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Euskaraldia

"La clave no está en la capacidad, sino la actitud"

El viernes, 20 de noviembre, comienza el segundo Euskaraldia. Pese a la pandemia, los organizadores animan a la ciudadanía a seguir adelante en su objetivo de cambiar nuestros hábitos lingüísticos.

La segunda edición de Euskaraldia tendrá lugar entre el 20 de noviembre y el 4 de diciembre
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La segunda edición de Euskaraldia tendrá lugar entre el 20 de noviembre y el 4 de diciembre

Natxo Velez | eitb.eus

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Euskaraz irakurri: "Gakoa ez dago gaitasunean, portaeran baizik"

Ya ha llegado. Este viernes, 20 de noviembre, arrancará la segunda edición de Euskaraldia, el ejercicio social masivo para cambiar los hábitos lingüísticos de los hablantes y sus interlocutores, que se prolongará hasta el 4 de diciembre. En este intervalo de tiempo, los euskaldunes tratarán de hablar más euskera, “más frecuentemente y con más personas”, para poder después reflexionar sobre sus usos e intentar revertir inercias. 

Iker Martinez de Lagos, miembro de Euskaltzaleen Topagunea, nos ha informado detalladamente sobre la iniciativa.

Esta segunda edición viene a reforzar el camino emprendido en Euskaraldia 2018. ¿En qué camino puso el primer Euskaraldia a la sociedad vasca?

Euskaraldia trajo una nueva propuesta en 2018. Aquel año, insistimos repetidamente en que lo que proponíamos era un ejercicio social, y no una campaña. Creemos que este fue uno de los elementos más importantes del seguimiento que tuvo y del ambiento que creó la edición anterior, el no proponer una iniciativa para demostrar la adhesión al euskera, sino un ejercicio práctico para analizar los hábitos lingüísticos propias y fomentar su uso.

El primer Euskaraldia tuvo muchos elementos novedosos. Se  recogió lo aprendido durante meses anteriores en diferentes experiencias locales y se propuso el ejercicio en toda Euskal Herria. Y sirvió para poner en el centro las prácticas, comportamientos y hábitos lingüísticas. A su vez, se socializaron nuevos roles (ahobizi y belarriprest) y se planteó una idea rompedora: la capacidad de los hablantes no es la única clave para avanzar en el uso de una lengua, el comportamiento tiene una gran importancia.

Por último, el modo de organizarse también fue una novedad. No estamos muy acostumbrados a ver este tipo de iniciativas organizadas conjuntamente por agentes sociales del euskera e instituciones públicas. Euskaraldia también aportó una nueva propuesta en este sentido: un evento organizado de manera conjunta por agentes sociales de la euskalgintza y por instituciones públicas, basándose en comisiones organizadas en todos los territorios de Euskal Herria de manera local.

En resumen: Euskaraldia articuló en sus objetivos, en la forma de llevarlos a cabo y en su organización una serie dinámicas en las que ya se venía trabajando anteriormente. En nuestra opinión, puede servir de ejemplo para otras iniciativas que se han creado posteriormente o que se crearán.

Euskaraldia

¿Qué hemos aprendido de aquella edición? Analizando la primera edición con tranquilidad, ¿qué debilidades habéis identificado y qué nos permitirá mejorar este segundo Euskaraldia?

Hemos visto que cambiar los hábitos lingüísticos no es fácil, pero es posible. Hemos recogido varias experiencias de la primera edición, testimonios de personas que han realizado cambios en su día a día. Pero romper la inercia requiere un esfuerzo y eso también ha quedado confirmado en la primera edición. Euskaraldia ofrece un contexto seguro para probar nuevos usos lingüísticos, para sacudir las inercias y para cambiar los hábitos, porque los cambios se dan más fácilmente en un contexto en el que mucha gente está haciendo el mismo ejercicio.  Por eso decimos que el Euskaraldia nos vale para ponernos a prueba, para hacer experimentos.

Los roles de ahobizi y belarriprest fueron nuevos en el primer Euskaraldia, como roles en sí mismos y como conceptos. Estamos acostumbrados a clasificar a los hablantes según sus capacidades y estos roles aportaron otra perspectiva, era su comportamiento el que definía a los hablantes. Seguramente no acertamos transmitiendo eso, y por eso hemos subrayado tanto este año que la clave no está en la capacidad, sino en el comportamiento. No es fácil, pero estamos pensando en esas claves y lo estamos repitiendo mucho.

"Hemos visto que cambiar los hábitos lingüísticos no es fácil, pero es posible"

Por otra parte, en los objetivos iniciales del Euskaraldia, aparte del plano de los hablantes, estaba el trabajar en las medidas de todo tipo de entidades, y en la segunda edición hemos llegado a las entidades como habíamos previsto.  De hecho, son muchos los factores que afectan a la utilización, no solo el comportamiento de cada hablante; por lo que también teníamos que llegar a eso.

Una vez disipada la curiosidad que generó la primera edición, ¿qué disposición veis en la ciudadanía, cuando está a punto de empezar la segunda?

En la recta final de las inscripciones, hemos visto que mucha gente se ha vuelto a animar a participar en Euskaraldia. Este no es un año fácil. La sociedad está muy golpeada por la pandemia y esa influencia es notable tanto en las entidades como en la propia ciudadanía. La pandemia ha golpeado todos los ámbitos de la sociedad, como hemos dicho, y el euskera no lo ha tenido fácil los últimos meses. Esta situación nos ha enseñado lo frágiles que son los pasos que hemos dado, poco a poco y con dificultad, durante años en el ámbito del euskera. Por esa parte, teníamos muy claro que celebrar Euskaraldia tenía una importancia especial, que teníamos que volver a articular a los ciudadanos alrededor del euskera y darle un empujón a la comunidad. El cuidado mutuo ha estado en la cabeza de todos los últimos meses, y necesitamos de los elementos que nos unen para ese cuidado. Nos gustaría, en esta complicada situación, que Euskaraldia fuera uno de esos elementos y, vistas las inscripciones y el movimiento de las últimas semanas,  tenemos esa esperanza.

¿Qué consejos les darían a los ahobizi y belarriprest?

Les aconsejaría hacer el ejercicio con plena conciencia, que aprovechen esta oportunidad para hacer una reflexión profunda sobre sus prácticas y que mediante objetivos concretos den pasos, para, como dice el eslogan, hablar más euskera, con más personas, y con más frecuencia. Hemos dicho muchas veces que el ejercicio que propone Euskaraldia es un ejercicio muy personal, sirve para que cada uno haga un análisis de sí mismo y de sus costumbres y rompa las inercias en las relaciones con las personas de su alrededor. También decimos que es masivo, porque lo hace mucha gente a la vez,  pero, sobre todo, es un ejercicio que hay que hacer de manera personal. Y nos tiene que servir para hablar con las personas que nos rodean sobre nuestras prácticas lingüísticas, para proponer y probar cambios en la lengua que utilizamos en nuestras relaciones, para hacer experimentos. Los cambios se consiguen con esfuerzo, las inercias se rompen probando y consensuando.

La segunda edición del Euskaraldia también supone el salto de lo personal a lo colectivo. ¿De qué reflexiones son consecuencia los arigunes?

Como hemos dicho antes, muchos factores condicionan la utilización de un idioma u otro. Algunos están en mano de cada persona y otros los producen los entornos. Tienen mucha importancia las reglas lingüísticas de las entidades (espacios de trabajo, escuelas, administraciones, comercios, asociaciones deportivas y cualquier otra entidad) de nuestro día a día. Estas reglas a veces son públicas y otras veces no están escritas, y muchas veces, igual que en las relaciones personales, las inercias tienen mucho peso. Por eso hemos querido crear espacios seguros en las entidades, donde hablar euskera tranquilamente. En algunos casos hemos propuesto crearlos y en otros casos visibilizar los que ya existían.

En el proceso de creación de arigunes hemos querido subrayar dos cosas. Por un lado, el consenso entre todos sus participantes: todos entienden euskera y están de acuerdo con crear en ese espacio condiciones para hablar en euskera. Por otro lado, el apoyo de la entidad: que la dirección de la empresa, institución o asociación haya decidido apoyar ese espacio como arigune.

Con esos dos elementos, se dota al euskera de un apoyo y legitimidad muy importantes para que sea hablado.

Ariguneak

Este año Euskaraldia será un ejercicio de quince días. ¿Cómo se plantea la dinámica diaria de cara a mantener tensión?

Esto nos ha preocupado desde el principio y se ha incrementado con la situación generada por la pandemia. Aunque se ha limitado mucho la oportunidad de organizar iniciativas en los municipios y celebrar actividades en la calle, se van a organizar eventos e iniciativas de todo tipo durante los 15 días. A parte de eso, durante esos días nosotros también vamos a organizar actos especiales (la mayoría serán en la red) para proponer reflexiones sobre diferentes temas y para resolver las posibles dudas que tengan los participantes.

Es un ejercicio que mayormente tiene que llevar a cabo cada persona con su alrededor. Y para ello, iremos dando consejos y píldoras de información día a día, para hacer más fácil el ejercicio y saber cómo responder ante las dificultades que surjan en el camino. Además, este año hemos creado una aplicación para los teléfonos móviles (gratuita en dispositivos de Android y Apple) y desde que empiece el ejerció se podrá seguir en ella una propuesta de 15 pasos para llevarlo a cabo. Mediante la aplicación podremos identificar los arigunes de nuestro alrededor (de nuestro municipio y alrededores) para poder conocer espacios donde hablar euskera.

Hemos pasado por una situación que nos parecería imposible hace dos años: el confinamiento. ¿Qué influencia ha tenido el confinamiento en la organización del Euskaraldia?

Ha tenido mucha influencia. Euskaraldia lo organizan comités locales y en estos trabajan miles de personas, la base de Euskaraldia es una enorme red de voluntarios. En marzo, varios comités estaban ya en marcha y los trabajos para crear arigunes con las entidades habían empezado o estaban a punto de comenzar. Con el confinamiento, se paró el trabajo de la mayor parte de los comités. No ha sido fácil tener un funcionamiento continuado en esta situación, pero tampoco estuvimos parados del todo durante ese tiempo. Organizamos la iniciativa “Etxealditik Euskaraldira” para recalcar que en casa también se pueden cambiar las costumbres lingüísticas.

Después del confinamiento, ha costado mucho trabajar con normalidad porque hemos tenido dificultades para organizar y llevar a las calles las iniciativas. Aunque nos ha costado, hemos seguido dando pasos, y gracias al gran trabajo de los comités locales, este segundo Euskaraldia se podrá celebrar en 421 municipios y se han creados arigunes en más de 7000 entidades. Esto será una base importante para futuras ediciones.

Aun así, es evidente que no podremos tener el Euskaraldia que nos hubiera gustado. El ejercicio social se hará en un tiempo donde nuestras relaciones están muy condicionadas y limitadas. Habrá limites de un tipo o de otro en todos los territorios de Euskal Herria y algunos de lo arigunes creados no podrán llevar a cabo el ejercicio porque sus puertas estarán cerradas (los relacionados con la hostelería, por ejemplo).

"Es evidente que no podremos tener el Euskaraldia que nos hubiera gustado"

A pesar de que las condiciones no son las mejores para llevar a cabo el ejercicio, todos mantenemos algunas relaciones y animamos a los ahobizi y belarriprest a probar nuevas prácticas lingüísticas en ellas. Y también a los arigunes que estarán en marcha. Además, los últimos días estamos dando consejos de cómo ser ahobizi o belarriprest en las relaciones que tenemos a través de los dispositivos digitales y nos gustaría aprovechar el segundo Euskaraldia para darles una sacudida a las costumbres lingüísticas en el ámbito digital.

¿Qué influencia ha tenido la pandemia en los hábitos lingüísticas de la población? ¿Cómo se le puede hacer frente a ese golpe? (paradójicamente, cuando se ha planteado el salto de lo individual a lo colectivo, tenemos la necesidad de aislarnos)

Como hemos dicho antes, la pandemia ha tenido una gran influencia. El tiempo que estuvimos confinados y los seis meses en los que niños y jóvenes no fueron a clase han supuesto un gran paso atrás.  Es evidente que la relación de muchas ciudadanas con el euskera es muy débil y que en algunos ámbitos, disminuyendo la conexión,  han perdido prácticamente la relación con la lengua, con las consecuencias que esto supone.

Esta situación nos ha dejado claro algo que ya sabíamos: aunque se haga mucho trabajo en educación, la escuela sola no puede. Es importante llevar la relación que tenemos con el euskera a nuevos espacios. Y para ello es fundamental hacerlo en el tiempo libre y en el ámbito socioeconómico, para que los niños y los jóvenes también utilicen el euskera fuera de las clases y para que tengan la oportunidad de trabajar en euskera cuando se adentren en el mundo laboral. Ahí se entronca la propuesta de crear arigunes.

Y el 5 de diciembre, ¿qué? A pesar de los números, ¿con qué se darían por satisfechos los organizadores de Euskaraldia?

Para nosotros, sería un éxito que todos los ahobizi y belarriprest que se han inscrito en Euskaraldia hagan un ejercicio consciente de hablar más euskera, con más gente y más frecuentemente, porque eso significaría que los participantes han reflexionado y se están esforzando para cambiar sus hábitos lingüísticos.

Por otra parte, que las entidades que han creado arigunes les den continuidad y creen más espacios para hablar euskera dentro de sus espacios también sería un buen resultado. Y también nos alegraría que las entidades que por distintas razones no han podido crear arigunes este Euskaraladia empiecen a trabajar en el tema para la próxima edición.

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