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Diabetes
Los parches para medir la glucosa, "el invento del siglo" para los pacientes
Osakidetza comenzó hace un año a repartir estos sensores, que se colocan en el brazo, a todos los diabéticos. Han hecho que el proceso de medir la glucemia sea mucho más cómodo.
M. D. | eitb.eus
Euskaraz irakurri: Glukosa neurtzeko adabakiak, 'mendeko asmakuntza' diabetesa duten gaixoentzat
Los enfermos de diabetes pincharon por última vez el dedo hace un año. Desde entonces, gracias a los sensores repartidos por Osakidetza entre todos los pacientes, solo tienen que mirar el teléfono móvil cada vez que quieren medirse el nivel de glucosa en sangre.
Cristina Pérez ha estado media vida diagnosticada con diabetes, y este sistema puesto en marcha hace un año le cambió la vida. Asegura muy contenta que es "el invento del siglo", porque le ha mejorado mucho su calidad de vida.
"Antes, para conocer mi nivel de azúcar, tenía que poner una gota de sangre en una tirita. Desde que tengo 22 años he estado haciendo eso entre 5 y 6 veces al día", explica Cristina. Para lograr la gota de sangre, los enfermos de diabetes se pinchaban la yema del dedo varias veces al día. "Mis dedos no tenían sensibilidad. Ahora, después de un año, vuelvo a tener sensibilidad. La he recuperado", dice.
El sensor para medir la glucemia viene en un parche que se coloca en el brazo, y con pasar el teléfono móvil por encima es suficiente para medir el nivel de glucosa. "Tengo que cambiarlo cada 14 días, y lo hago en casa", según explica Cristina. Dependiendo del centro de salud, puedes recibir parches para un mes o para más tiempo. Eso tiene sus consecuencias: "Alguna vez me ha pasado, en verano, que se fastidie algún sensor. Entonces, si tienes que cambiarlo y es el último que te quedaba, no podrás medirte en ese momento, y eso es un problema para nosotros". De hecho, los pacientes deben saber en todo momento lo que deben comer o cuánta insulina necesitan. "Lo tenemos metido en nuestro día a día", reconoce Cristina.
Más comodidad a la hora de medir la glucemia, pero también durante el resto del día: "Antes, siempre tenía que llevar en el bolso la máquina para medir el azúcar, las tiras, la insulina… Todo eso. Ahora, con el móvil y la insulina es suficiente".
"Igual otros diabéticos tienen otra experiencia, pero para mí ha supuesto una comodidad tremenda, y vivo muchísimo mejor, estoy mucho más segura porque conozco mi salud en todo momento", explica. De hecho, el nuevo sistema permite que la glucemia siempre quede registrada. El paciente verá el resultado al momento, y el médico podrá recurrir a todos los datos en la consulta periódica.
Un informe más concreto del estado de salud llegará al profesional, que podrá ver la curva de glucemia de todo el día. El paciente, además, puede incluir en la aplicación cada alimento que come o cada nivel de insulina que utiliza. "Antes te medían en la consulta cada vez que ibas, y en función de los valores que dabas, te decía cómo has estado en los últimos tres meses. Ahora, están todos los datos ahí, en todo momento. A mí me ha pasado que me he dado cuenta de que tenía unos picos en la curva que no conocíamos", explica Cristina.
Parche protector.
Esta "herramienta imprescindible" para mejorar la comodidad y el control hay que llevarla pegada al brazo, y según Cristina, los hay que prefieren no usarla: "Por ejemplo, los chicos y chicas jóvenes. Si vas por la calle en manga corta, todo el mundo sabrá que eres diabético. A mí me da igual". Para proteger al sensor, Cristina recomienda utilizar otro parche por encima que protege al sensor de cualquier golpe.
Hay que aprender a vivir con diabetes. "Cuando empecé con esto, la máquina tardaba 15 segundo en darte un resultado: eran los peores 15 segundos del día. Tenía miedo, y estuve una temporada sin medirme", cuenta Cristina. Pero todo eso ha cambiado, y en camino que tienen que recoger es más sencillo. Estos sensores, disponibles para todos los pacientes, han facilitado mucho el control diario de la salud propia. Sin duda, "el invento del siglo".