Sociedad -
Entrevista
"Los padres y madres deben transmitir tranquilidad y seguridad a los menores"
El psicólogo Juan Carlos Alonso nos ha dado las claves para entender el confinamiento y el proceso de desescalada en la infancia.
Manu Giménez | eitb.eus
Euskaraz irakurri: "Gurasoek lasaitasuna eta segurtasuna erakutsi behar diete haurrei"
El viernes aprobación de la norma en el Consejo de Ministros español, el sábado la publicación en el BOE, y el domingo los niños y niñas podrán salir a la calle después de mucho tiempo, como primera medida para la desescalada del confinamiento por el coronavirus.
Pero hay que saber cómo gestionar esas "miniexcursiones", bien por parte de los menores, bien por parte de los padres, y por ello hemos acudido a donde el psicólogo y educador errenteriarra Juan Carlos Alonso, quien nos ha dado importantes claves sobre lo que viviremos los próximos días en la nueva situación.
Estamos en las puertas de la desescalada del confinamiento. Las niñas y niños podrán salir a la calle. Hay muchas ganas entre los padres y madres, pero ¿cómo se puede gestionar para hacerlo de manera sosegada?
En esta situación ha quedado clara la responsabilidad colectiva de la sociedad, porque se ha visto que está en juego nuestra salud y la de los que nos rodean. Se puede decir que el miedo ha sido uno de los principales elementos para el control social. Pero en adelante no podemos actuar con miedo, sino con responsabilidad. Por ello, en el proceso de desescalada, los adultos tenemos que cambiar el chip de la normalidad anterior. Como la vuelta a esa normalidad va para largo, estamos en la necesidad de actuar con cautela.
¿Cómo se les explica a las niñas y niños qué pueden hacer y qué no? ¿Cómo se les explica que lo que viene ahora no es la normalidad?
Hemos entrado en una situación desconocida, y se deben imponer y cumplir unas nuevas normas y límites para padres, madres, niños y niñas, pero también en otros ámbitos como el trabajo, las escuelas, la calle, los restaurantes, el ocio… Cuando los adultos tengamos claras las normas y las cumplamos, se las tenemos que explicar a los menores, porque deben saber sin ningún tipo de duda lo que pueden y no pueden hacer.
Para ello, es imprescindible que los adultos transmitan seguridad y equilibrio psicoemocional, porque es el sustento psicológico de los niños. Si los padres muestran miedo o nerviosismo, seguro que se lo contagian a los menores.
La infancia ha estado en medio de las reivindicaciones, se ha defendido que ellos tienen más necesidad que ningún otro colectivo de salir a la calle. ¿Es eso así? ¿Son ellos los que más necesidad tienen psicológicamente?
Muchas veces "utilizamos" a los niños para cualquier tipo de reivindicación. En ese sentido, a causa de la presión social, se han puesto en la centralidad de las reivindicaciones, sí. En ocasiones, tendemos a poner en boca de los menores las necesidades que son de los adultos. Porque los niños tienen más capacidad de adecuarse a las peores situaciones de lo que pensamos. Muchas veces, los niños nos sorprenden positivamente, y manejan la situación mejor que muchos adultos. Es verdad que los niños son niños, que algunos tienen más necesidades que otros, por características personales o familiares. Por eso, considero una buena decisión que se les abran las puertas de casa poco a poco a los niños en el camino hacia la normalidad.
Has dicho que hay niños que llevan el confinamiento mejor que los padres. ¿Cómo se encuentran las familias encerradas en casa? ¿Qué consejo les darías?
Diría que en este mes y medio que llevamos, la mayoría de las familias se encuentran bien. Como el confinamiento se ha alargado en el tiempo, es normal que la monotonía, la saturación y el cansancio aumenten. No estamos acostumbrados a estar tantas horas juntos.
Yo les recomendaría que sigan transmitiendo seguridad y tranquilidad, porque para los niños somos el espejo donde mirarse. Aunque entre los padres y los adultos, en general, las emociones estén a flor de piel (miedos, enfados, rabia, ansiedad, incertidumbre por el futuro…), ahora, más que nunca, son muy necesarias la gestión y control emocionales dentro de la familia.
Por otro lado, les aconsejaría que sigan con las rutinas y los horarios regulares. Estamos también en el final del curso, que sigan con los trabajos de la escuela y desarrollando su autonomía. Que sigan con las labores de casa, según la edad, y ordenando la habitación, limpiando, ayudando a cocinar… Que se mantengan las normas de casa, pero con más flexibilidad.
¿Es bueno que los niños estén todo el tiempo distraídos y haciendo algo?
Aunque a los niños les convenga jugar y moverse, hay que tener en cuenta que podrán salir una hora a la calle, por lo que pediría que no los sobreestimulen e hiperexciten. Por eso, hay que limitar el uso de las nuevas tecnologías, y andar con cuidado con la saturación de juegos u otras actividades. En esta situación especialmente, los padres deben ser más tranquilizadores que estimuladores.
Asimismo, daría a los niños tiempo para estar solos en la habitación, para que dibujen o lean en soledad y tranquilidad, y ¿por qué no? para que se aburran, y así conecten con sus sentimientos.
El debate social se ha limitado casi exclusivamente a los menores, pero hay otros sectores que también tienen una gran necesidad de salir. ¿Quiénes pueden ser esas personas?
En este momento todos estamos deseando salir a la calle. Todos necesitamos salir a la calle, que nos dé el aire y el sol, teniendo en cuenta que estamos en primavera y los días se alargan. Pero nos toca aguantar la frustración a niños, adultos y mayores.
Sin embargo, yo no haría diferencias por edades, no usaría ese criterio. Pondría en primera línea a los que más necesidades físicas y psicológicas tienen, los que tengan problemas de salud físicos o psicoemocionales. Es decir, aplicaría lo mismo que a los niños autistas a las personas que necesitan moverse por alguna razón física, a los que tengan algunos problemas psicológicos, las que puedan estar en riesgo de sufrir malos tratos…