Sociedad -
Sin fianza
A prisión la pareja detenida por el asesinato de un vecino de Getxo en Zaragoza
Los detenidos son un hombre y una mujer, de 24 y 35 años, a los que la jueza les imputa hasta una decena de delitos, entre otros, asesinato, extorsión, detención ilegal y robos con violencia.
AGENCIAS | REDACCIÓN
Euskaraz irakurri: Espetxera bidali dute Zaragozan atxilotutako bikotea, getxoztarraren hilketa egotzita
La titular del Juzgado de Instrucción nº 6 de Zaragoza ha decretado el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de la pareja a la que se responsabiliza del asesinato en la localidad de Pedrola de un vecino de Getxo (Bizkaia) de 54 años que fue captado por una mujer que le ofreció un encuentro sexual a través una aplicación de contactos en internet.
Según han informado a Efe fuentes jurídicas, ambos detenidos, una mujer de 34 años y un hombre de 35, se han negado a declarar ante la instructora, como previamente lo hicieron ante los investigadores de la Guardia Civil que llevó a cabo las detenciones.
A los detenidos se les imputan hasta una decena de delitos, entre otros, asesinato, extorsión, detención ilegal y robos con violencia, relacionados tanto con el asesinato del vecino de Getxo, José Antonio Delgado Fresnedo, como con dos casos anteriores en los que las víctimas consiguieron salvar la vida a pesar de ser golpeados con brutalidad.
La abundante carga probatoria acumulada por los investigadores en los tres registros practicados desde las detenciones en las poblaciones de Pedrola y Luceni, entre otras armas, bridas y ADN del asesinado, han sido suficientes para que la instructora haya acordado la medida de prisión provisional, de acuerdo a la formulada por la Fiscalía de Zaragoza.
Los investigadores de la Guardia Civil mantienen el caso abierto a la espera de llevar a cabo la detención de otros dos miembros del grupo que habrían colaborado con la pareja en los casos denunciados anteriormente, uno de los cuales se habría dado a la fuga poco después de producirse el crimen.
Al parecer este grupo, tras captar a sus víctimas, se servía de una "violencia extrema" en sus emboscadas para robarles y obtener las claves de sus tarjetas, que orientaron desde un inicio las pesquisas.