Dos plantas anexas a la incineradora de Zubieta empiezan a funcionar en pruebas

Las plantas de biometanización y valorización de escorias construidas en Zubieta comienzan estos días a probar su funcionamiento con residuos, mientras que la incineradora, que también está completamente terminada y equipada, empezará las pruebas de quema de basuras en aproximadamente un mes.

En consecuencia, y dado que desde julio pasado ya trabaja a pleno rendimiento la planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB), las cuatro infraestructuras que componen el denominado Complejo Medioambiental de Gipuzkoa (CMG) estarán operativas a final de este año.

Esa es la previsión de puesta en servicio que maneja el diputado foral de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, según ha declarado a los medios informativos en una visita este viernes a las obras de la segunda fase del nuevo complejo ubicado en los altos de Zubieta, entre los municipios de Usurbil y San Sebastián.

Economía circular

Acompañado por el director general del consorcio GHK, César Gimeno, y Javier Cerezo, director técnico del proyecto, de FCC -empresa que lidera la UTE adjudicataria de la construcción y explotación durante 20 años de esta parte del complejo-, Asensio ha confirmado que, "a falta de remates", las cuatro infraestructuras proyectadas, así como la urbanización de sus accesos, están terminadas y con su equipamiento instalado.

Gipuzkoa estará, por tanto, preparada para practicar "la economía circular" con sus desechos urbanos, ha proclamado el diputado, quien ha recordado que principios de 2020 el territorio podrá "prescindir de los vertederos" y del trasporte de basura a otros lugares.

La planta de biometanización ha empezado hace unos días a recibir camiones con desechos orgánicos procedentes de la recogida selectiva de los hogares guipuzcoanos y ya acumula unas 1.500 toneladas, con las que se ha iniciado la carga de los dos "digestores", unos grandes tanques cilíndricos que deberán llevar a cabo el proceso de 25 días de "la digestión anaeróbica".

En cuanto a la infraestructura de valorización de escorias que completa el CMG-2, ya alberga unas 300 toneladas de restos traídos de la incineradora vizcaína de Zabalgarbi para empezar de forma inminente las pruebas de sus procesos de tratamiento.