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Juicio

Las víctimas del tatuador de Donostia narran ante el juez las agresiones sufridas

El juicio contra el tatuador acusado de abusos sexuales ha arrancado este miércoles con la declaración de las víctimas. La fiscalía pide 21 años de cárcel para el agresor.

El estudio que utilizaba el tatuador de Donostia. Imagen obtenida de un vídeo de ETB
El estudio que utilizaba el tatuador de Donostia.
El estudio que utilizaba el tatuador de Donostia. Imagen obtenida de un vídeo de ETB

AGENCIAS | REDACCIÓN

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Euskaraz irakurri: Biktimen testigantzekin hasi da Donostiako tatuatzailearen aurkako epaiketa

La primera sesión del juicio contra el tatuador acusado de abusos sexuales ha tenido lugar este miércoles en el Juzgado de lo Penal número 2 de San Sebastián.

La sesión ha comenzado con el testimonio de las 12 mujeres denunciantes de 14 abusos, dos de las cuales ejercen acusación particular, y con el acusado tras un biombo para que no hubiera contacto visual entre ambas partes.

La Fiscalía pide para el acusado 21 años y cuatro meses de prisión por tres delitos de agresión sexual, siete de abusos, tres de acoso y uno de coacciones.

La primera en declarar ha sido la chica que colgó un mensaje en la red social Twitter, que se hizo viral, denunciando haber sido acosada sexualmente por el acusado en su estudio de tatuaje de la calle Íñigo de la capital guipuzcoana en enero de 2018, cuando acudió a realizarse un tatuaje.

La joven ha relatado que acudió con unas amigas para tatuarse en el brazo, pero no tenía claro qué motivo escoger. Según ha indicado, sus amigas se quedaron fuera de la habitación donde Estrada le tatuó tumbada boca abajo en una camilla, sin saber lo que le "estaba haciendo".

La chica ha señalado que "la cosa empezó a subir de tono" y el acusado le pidió que le enseñara el ombligo, tras lo cual éste le "metió la mano por dentro de la ropa". Después, puso a la chica la plantilla del tatuaje y le indicó que se tumbara, "con connotación sexual". Una vez tumbada, le dijo que se acercara a él en la camilla y, aunque la mujer lo hizo, Estrada la "agarró de la cadera", le pasó la mano "por el culo frotando" y la "llevó con fuerza" hacia él.

La presunta víctima ha explicado que entonces se "bloqueó" y se quedó "totalmente paralizada" y "temblando", para añadir que, mientras Estrada le aplicaba el instrumental de tatuar sobre la piel", notó que "frotó su pene" con su mano, lo que le llevó a retirarla y a tener el resto del tiempo el brazo levantado. "Al principio creí que lo había mal interpretado, pero luego me sentí intimidada en mi integridad sexual", ha confesado.

Además, ha señalado que tras pagar e irse del local con sus amigas a un bar, porque "necesitaba tranquilizarse", al llegar a casa decidió contar su experiencia en un mensaje en Twitter para "que a otra gente no le pasara lo mismo".

Otra víctima ha relatado que en verano de 2016 acudió a realizarse un 'cover' de un tatuaje en el brazo a la casa del tatuador en Bidebieta, cuando todavía no tenía local, y ya en la primera sesión el acusado le pidió que se quitara la camiseta. "No me pareció necesario, pero su mujer que estaba allí me dijo que era normal, que lo hacían todas las chicas", ha afirmado.

Además, ha indicado que en la última de cuatro sesiones, tras algunas preguntas "incómodas", como "si tenía novio o no", mientras le tatuaba le dijo que "le estaba excitando" y le puso "el pene en la mano, con la aguja puesta sobre la piel". "Le dije que estaba loco, que me soltara, grité pero siguió", ha señalado.

"Fue muy desagradable", ha relatado, para añadir que, después, "se abalanzó" e intentó besarla, pero ella cerró la boca. "Le empujé, se bajó los pantalones y se empezó a masturbar, porque decía que no podía aguantar, que tenía que hacer algo", ha apuntado. La mujer ha indicado que cogió sus cosas y se fue corriendo.

Después ha contado que el tatuaje se le infectó y fue al médico con "ansiedad" y contó lo que le había pasado, tras lo cual le recetaron "un tratamiento". Según ha indicado, no denunció entonces porque se sintió "hasta estúpida", pero el mensaje viral en Internet le "animó a contarlo".

Conmocionada y entre sollozos ha apuntado que el tatuaje que le retocó el procesado le ha causado "mucho dolor", porque era para recordar a su hijo, pero cada vez que lo miraba "veía un pene" y no a su pequeño, que tiene ahora ocho años y que le da "miedo" que el acusado "se pueda acercar a él", porque "le ha visto, sabe cómo se llama y a qué colegio va".

El resto de víctimas han relatado episodios similares. El juicio continuará este jueves, cuando está previsto que declare el acusado.

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