Sociedad -
Navarra
Denunciado un tercer caso de abusos en los Padres Reparadores de Puente la Reina
Fermín, otra víctima del sacerdote que ejercía de médico en el centro, asegura que 'no caían enfermos por miedo entrar en su habitación'. Tanto la congregación como el arzobispado guardan silencio.
EITB.EUS
Euskaraz irakurri: Gareseko apaiz batek egindako sexu abusuak salatu ditu hirugarren gizon batek
Otro hombre, de nombre Fermín, ha denunciado que fue víctima de abusos sexuales por parte de un sacerdote del colegio Padres Reparadores de Puente la Reina (Navarra), tal como hizo el pasado lunes otra víctima que relató los abusos realizados por el cura a él y su hermano.
En una entrevista concedida a Cadena Ser, Fermín ha contado que "como la enfermería muy grande, el Padre nos llevaba a su habitación. Allí, te metía en su cama, y se metía contigo poco después. Te cogía la mano para llevársela a sus partes o llevaba la suya a tus partes. No caíamos enfermos del miedo que teníamos de ir a aquella habitación".
"Cuando sucedió aquello, en mi caso me levanté y me fui", asegura. No lo denunció porque "eran otros tiempos, allá todo los solucionaban a base de palos".
Según relata, en una ocasión surgió el tema con un compañero y ambos se dieron cuenta de que eran víctimas. Fueron hablando con más alumnos: "Había mucha gente que estaba en la mima situación".
Fermín asegura que cuando el tema empezó a ser vox populi, el sacerdote comenzó a "chantajearnos para que no dijéramos nada: nos traía fruta a clase o aprobaba a gente que no solíamos aprobar".
Aunque dice no haber sufrido secuelas por aquellos abusos, ha confesado que desde aquello no puede coger las nanas de acero: "Me recuerdan al pubis del susodicho".
El colegio, la congregación y el Arzobispado guardan silencio
Preguntado por estas denuncias, el director del colegio de Padres Reparadores ha asegurado que el centro "no tiene nada que declarar" sobre dichos casos, para añadir que es la orden la que está investigando.
El Arzobispado de Pamplona tampoco ha querido "ni desmentir ni confirmar" la reunión que la primera víctima dijo haber mantenido con el arzobispo en la que éste le aseguró que tenían "una urna para introducir este tipo de cartas, de la que no salían jamás".