Un centenar de personas aspira en Euskadi a ser controlador aéreo

Para ser controlador áereo no se requiere una inteligencia especial, aunque sí responsabilidad y una gran resistencia al estrés, puesto que de su trabajo dependen muchas vidas. El controlador debe ordenar los vuelos de forma evitando que dos vuelos ocupen el mismo espacio aéreo al mismo tiempo. Para ello los controladores reciben una formación específica.

Acceder al curso no es nada fácil. Si se consigue, el trabajo es prácticamente seguro puesto que las plazas ofrecidas se adaptan a la oferta de empleo de AENA. Para presentarse hace falta ser mayor de 18 años, ser español o de un país comunitario y tener una diplomatura o una licenciatura.

En las pruebas de acceso es fundamental poseer un buen nivel de inglés, además de pasar un test psicotécnico, un test de personalidad, una entrevista personal y un exhaustivo reconocimiento médico centrado sobre todo en la agudeza visual.

Según explica la monitora Goiuri Zenikazelaia, "hoy en día hay en Euskadi un centenar de alumnos preparando oposiciones para controlador aéreo. Todos ellos son muy conscientes de la responsabilidad que tienen; saben que tienen que hacer mil cosas a la vez y que en sus manos está la vida de miles de personas".

Formación teórica y práctica

Una vez superadas las pruebas de acceso, comienza el período de formación. En España solo hay dos centros: Senasa, dependiente de AENA, y la Universidad Camilo José Cela. Los futuros controladores recibirán durante 22 semanas una formación teórica y práctica, con simuladores de torre.

Después, les esperan cinco meses de prácticas en los que serán controladores-alumnos.

En el plano económico, el proceso de formación tampoco está al alcance de todo el mundo. El coste total es también de altos vuelos; ronda los 50.000 euros.