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Donostia
Asesinato, accidente o suicidio: dilema del jurado del caso del Antiguo
El fiscal del caso solicita 18 años de cárcel para el acusado de clavar un cuchillo al niño de 13 años, mientras que la acusación particular pide 20.
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Antiguoko tragedia: hilketa, suizidioa ala istripua?
Asesinato, accidente o suicidio son las tres posibilidades a las que deberá hacer frente el tribunal del jurado que tendrá que decidir sobre la inocencia o culpabilidad del padre del niño de 13 años que en 2011 apareció muerto en una vivienda del barrio donostiarra del Antiguo con un cuchillo clavado en el pecho.
El fiscal del caso, Jorge Bermúdez, y la acusación particular, que ejerce el abogado Iñigo Iruin, en representación de la madre del menor fallecido, tiene claro que se trata de un delito de asesinato con la agravante de parentesco, por el que el primero de ellos solicita 18 años de cárcel, pena que el segundo eleva hasta los 20 años.
La defensa, encargada por el procesado al letrado Miguel Castells, sostiene por el contrario la inocencia de su cliente, al considerar que la muerte del niño fue debida a un accidente.
Durante su intervención ante el tribunal, el fiscal ha sostenido que la tesis del suicidio "no tiene asideros" en un niño de 13 años que "tenía planes inmediatos" para aquel mismo fin de semana, al tiempo que ha descartado la posibilidad de que el niño sufriera un accidente basándose en los informes forenses.
Bermúdez ha considerado que la explicación "más razonable" es la de que el pequeño fue acuchillado por su progenitor de una forma "repentina e inesperada", ya que además tenía una razón para hacerlo como "venganza" hacia su esposa de la que se encontraba en proceso de divorcio.
Por su parte, el abogado de la acusación particular, Iñigo Iruin, ha avanzado que su estrategia a lo largo del juicio irá encaminada a probar que existía un "móvil" en el acusado para matar a su hijo con lo que quería hacer daño a su exesposa "donde más le dolía", además de acreditar que el fallecido era "un niño feliz" que "no tenía motivo alguno" para suicidarse.
Iñigo Iruin ha avanzado que demostrará que la tesis inicial del suicidio que se planteó en un momento de la investigación fue "errónea" y que por lo tanto se trató de un asesinato, "no sólo por exclusión" del resto de posibilidades, sino porque "existían evidencias" en la escena del crimen y también pruebas como las manchas de sangre y las muestras de ADN obtenidas, sometidas a "una reflexión serena y las reglas del sentido común y de la lógica".
El abogado defensor, Miguel Castells, ha planteado al jurado la tesis de que la muerte del niño fue un accidente sucedido en el domicilio del que la familia estaba sacando sus pertenencias cuando, en un momento dado, el menor, subido a una banqueta y provisto de un cuchillo para sacar unas monedas de una hucha, habría perdido el equilibrio para clavarse involuntariamente el arma en el pecho en su caída.
Castells ha explicado que el padre se encontraba en otra habitación del domicilio en el momento en el que escuchó el ruido de la caída y que cuando acudió a la habitación donde estaba su hijo se lo encontró tendido en el suelo con el cuchillo clavado en el pecho.
El defensor ha descrito seguidamente una escena en la que el padre con "la razón nublada" extrae el arma del cuerpo del niño que muere desangrado entre sus brazos, lo que habría suscitado un estado de shock en el hombre, quien en un primer momento habría pedido el conocimiento, para intentar suicidarse después y terminar por marcharse del sitio deambulando sin rumbo durante siete días por el monte hasta que decidió regresar a la ciudad.