Sociedad -
Violencia machista
'Mi aita me pega tan fuerte como Hulk'
La Diputación de Bizkaia pone en marcha un programa pionero terapéutico para tratar a niños y niñas a partir de tres años víctimas de la violencia de género.
Maider Beistegi | EITB.EUS
Euskaraz irakurri: Indarkeria matxistaren biktima ikusezinak
Con sólo año y medio de vida ha visto como su padre insultaba, gritaba y amenazaba con un cuchillo a su madre. Ahora tiene tres años y él mismo relata a su madre, Joana, una mujer vizcaína víctima de malos tratos, los episodios que vive cuando pasa unos días con su padre: "Hoy mismo me ha dicho que no quiere ir con su padre, que le pega tan fuerte como 'Hulk', y que quería que le fuera a buscar yo. Pero no puedo, porque a pesar de tener la custodia, hasta que salga un juicio, una fiscal ha dicho que el peligro es para mí, no para mi hijo. Tengo las manos atadas. La única protección que tiene mi hijo es el centro de Berriztu", relata al espacio ', de los servicios informativos de ETB.
Él es uno de los 11 pequeños de edades comprendidas entre los 3 y los 19 años que están participando en un programa terapéutico pionero impulsado por el departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación de Bizkaia. El servicio, que ha arrancado hace un mes, ha sido creado para atender a menores víctimas de la violencia de género que están ingresados junto a sus madres en centros de acogida. El programa quiere dar respuesta a las modificaciones que se incluyen en la Ley Integral Contra la Violencia de Género, por las que se reconoce como víctimas a los menores expuestos a la violencia de género y los declara sujetos de la protección que la ley brinda a sus madres.
Según relata Óscar Seco, director de Inclusión Social e Igualdad de la Diputación de Bizkaia, "se trata de un proyecto pionero para reparar el daño, restaurar y empezar a desarrollar integralmente a los niños. Sólo es el comienzo de una estrategia de más impacto que vamos a desarrollar con todos los niños y niñas víctimas de la violencia en el hogar".
El hijo de Joana, con sólo tres años, reproduce el modelo negativo de su padre. "Mi hijo me llama puta y me pega, lo mismo que hacía su padre. Cuando me hace esto, me bloqueo", confiesa.
El pequeño, que lleva un mes en la terapia, ha experimentado una mejoría notable. "Ha empezado a ser más cariñoso. Sólo necesita saber que la parte que ve en el otro lado no es la correcta. Cuando está en el centro, con los educadores las 24 horas del día, está bien, pero cuando va con el padre un par de días vuelve a recaer. Yo jamás estaré bien hasta que mi hijo esté fuera de peligro", reconoce, visiblemente afectada.
Los expertos apuntan que los niños expuestos a situaciones de violencia, o que viven un ambiente hostil, de violencia y agresividad en casa, pueden tener graves problemas de desarrollo. "Hemos detectado que se producen graves problemas en su dimensión emocional, relacional, incluso en su desarrollo de habilidades motoras y en su rendimiento escolar", detalla Seco.
'Resiliencia'
No todos los niños responden de la misma manera ante un episodio de malos tratos, según apunta Luismi Uruñuela, uno de los terapeutas del servicio en el centro Berriztu. "Nos hemos encontrado dos tipos de comportamiento base. Por una parte, niños que no dicen nada, que no expresan su dolor. Por otra parte, los que se expresan a través de sus conductas, porque tienen dentro ese dolor psicológico que no saben qué hacer con él. Quienes más nos preocupan son aquellos que no exteriorizan y se lo quedan todo dentro".
El temor a que los pequeños desarrollen el mismo patrón de conducta que han visto en sus padres es común en todas las mujeres. "Generalmente el padre es un modelo negativo, aunque hay otras veces que lo rechazan por completo. Esos niños que rechazan por completo ese modelo son los de una mayor resiliencia", argumenta Uruñuela. "La resiliencia es la capacidad de los humanos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas con el apoyo exterior. Si somos capaces de conectar con la capacidad resiliente de un niño con el apoyo exterior, con una figura maternal fuerte y con una terapéutica fuerte, esos niños saldrán adelante", continúa.
El objetivo final del programa impulsado desde la Diputación es evitar que los pequeños se conviertan de mayores en maltratadores. Para ello, es necesario que recuperen la "confianza, la alegría y su mundo infantil", explica Uruñuela. "El objetivo es proteger a los niños y niñas víctimas de la violencia contra las mujeres, reparar el daño que se les ha ocasionado, y procurarles un desarrollo integral para que el día de mañana sepan desenvolverse con normalidad", matiza Seco.