Sociedad -
Macabro crimen Bilbao
Se cumple una semana de la muerte de Ada a manos del falso shaolín
La joven fue brutalmente torturada, supuestamente, por Juan Carlos Aguilar. Este suceso, que ha conmocionado Bilbao, ha puesto de relevancia el desamparo que sufre el colectivo de prostitutas.
Redacción
Siete días han pasado ya desde que el pasado domingo, 2 de junio, la Ertzaintza hallara, tras la denuncia de un vecino, a Ada Otuya atada de pies y manos y salvajemente golpeada en el interior del gimnasio Zen4 en Bilbao. La mujer, que había sido cruelmente torturada, permaneció dos días en coma, tras los cuales falleció en el Hospital de Basurto, a consecuencia de las heridas sufridas.
Tanto Ada como Jenny Rebollo, la mujer cuyos restos ha encontrado la Ertzaintza y autoría de la muerte ya ha reconocido también Aguilar, se dedicaban a la prostitución. Así, estos asesinatos han puesto sobre la mesa el desamparo y la desprotección que sufre este colectivo.
Ada Otuya, de 29 años, vivía en la capital vizcaína desde hacía un año, aunque anteriormente había residido en Vitoria-Gasteiz y otros puntos del Estado, adonde llegó hace unos tres años, según ha explicado un amigo suyo de la asociación Edo Club de Nigeria.
"Trabajaba en Cortes y, a veces, en la calle General Concha", ha especificado Marian Arias, coordinadora de Askabide, en declaraciones a EiTB. Esta asociación, que trabaja ofreciendo apoyo y soporte a las prostitutas en Bilbao, ha explicado que el colectivo de las merectrices "es muy vulnerable, vive con miedo, y ese miedo se ha incrementado a consecuencia de los últimos acontecimientos. Están asustadas e indignadas, y tienen miedo de que aparezcan más victimas".
Oficio peligroso
"Lo más peligroso es trabajar en los coches", ha explicado Marian Arias de Askabide, "la prostituta se sube al coche de un desconocido que no sabe adonde la va a llevar, y el cliente puede hacer con ella lo que quiera".
Respecto a que nadie hubiera denunciado la desaparición de Ada, esta asociación aclara que "en prostitución es muy común hacer plazas, es decir, cambiar de ciudad cada poco, por ello, no les da tiempo a crear una red social y no se echa de menos a nadie".