Política -
Víctimas
El Gobierno Vasco exige a los "actores de la guerra sucia" que reconozcan el daño causado
Hasta el momento, el Ejecutivo vasco ha reconocido a 334 víctimas de violencia por motivación política. Hoy han realizado un acto simbólico de reconocimiento en el Palacio Kursaal, afirmando que todos estos sucesos deben formar parte de la memoria colectiva de la sociedad.
I. R. | EITB MEDIA
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El Gobierno Vasco ha exigido a los "actores de la guerra sucia" que reconozcan el daño causado y "asuman su responsabilidad con voluntad reparadora". Así lo ha hecho este martes en el Palacio Kursaal de Donostia-San Sebastián, escenario de un acto simbólico de reconocimiento a las víctimas de violencia por motivación política. Hasta el momento, el Ejecutivo vasco ha reconocido la condición de víctima a 334 personas, 187 con el Decreto 107/2012, y 147 con la Ley 12/2016.
La ceremonia ha reunido a una amplia representación de este colectivo, así como a diferentes personalidades del ámbito político y social. El homenaje ha contado con la presidenta de la Comisión de Valoración de la Ley 12/2016, Juana Balmaseda, y de la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Nerea Melgosa, quien, durante su intervención, ha destacado la importancia de reconocer las "graves violaciones de los derechos humanos" que han afectado a estas víctimas a lo largo de décadas, y ha planteado tres principios fundamentales: el derecho a la verdad, la justicia y la reparación.
En referencia al primer principio, Melgosa ha enfatizado en la necesidad de conocer y recordar los actos de violencia por motivación política, incluyendo el terrorismo de extrema derecha, los grupos parapoliciales, la guerra sucia y la tortura. Y ha afirmado que estos sucesos deben formar parte de la memoria colectiva de la sociedad.
Respecto a la justicia, la consejera ha denunciado el "manto de silencio e impunidad" que ha rodeado a la vulneración de los derechos humanos y a las víctimas de la violencia de motivación política. Por ello, ha hecho un llamamiento a la autocrítica sincera, el reconocimiento del daño causado, la asunción de responsabilidad y la voluntad de reparación por parte del Estado y de los actores responsables de la guerra sucia, la tortura "y toda expresión de terrorismo".
En cuanto al tercer principio, ha destacado la reparación como "el pilar de nuestra acción política en relación a las víctimas". Asimismo, la consejera ha elogiado el trabajo de escucha realizado por la Comisión de Valoración, "por su profesionalidad, por su rigor y por su humanidad".
Melgosa se ha dirigido directamente a las víctimas, expresando el deseo de que se conozca "la verdad, se haga justicia, se ponga fin a la impunidad" y se reconozca "oficial y socialmente" la vulneración de los derechos que sufrieron, permitiendo que sus heridas "puedan ir cicatrizando" y evitando que estos hechos vuelvan a repetirse.
Al final de su intervención, la consejera ha hecho un llamamiento para superar las etiquetas y la consideración de las víctimas "en función del agente perpetrador", y ha definido el "país que queremos: Un país que no tiene miedo a proclamar que toda violación de derechos humanos fue y es radicalmente injusta".
Testimonios de las víctimas
La periodista Maitena Salinas ha sido la encargada de conducir el acto de reconocimiento simbólico a todas las personas que fueron víctimas de la violencia por motivación política en las décadas de los setenta, ochenta y noventa. Durante el evento, tres víctimas han compartido sus experiencias: Lisardo Calo, quien fue herido por un disparo de la Guardia Civil en 1979, durante unos altercados en Donostia mientras intentaba regresar a su casa; Luis María Ralla Arruti, quien fue detenido y torturado en 1972 cuando tenía 19 años; y Olatz Etxabe, hija de Iñaki Etxabe, asesinado a tiros por el Batallón Vasco Español en el bar que regentaba en el Alto de Kanpazar en 1975.
El evento ha contado también con la participación de las actrices Nerea Gorriti y Dorleta Urretabizkaia, quienes han dado voz a los testimonios de Pili Zabala y Axun Lasa, y han recitado varias poesías. La música ha estado a cargo de Iñaki Salvador y María Berasarte, y la compañía Kukai ha interpretado varias piezas de danza.