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Miguel Ángel Blanco
Mari Karmen Garmendia, exportavoz del Gobierno Vasco: "Esperábamos un hilo de cordura"
Quien fuera portavoz del Gobierno Vasco cuando Miguel Ángel Blanco fue asesinado explica en el podcast "Gogoan" de EITBpodkast cómo fueron aquellos días. Además, ha censurado el comportamiento que tuvieron algunos miembros del Gobierno de Aznar.
EITB Media
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Mari Karmen Garmendia era la consejera de Cultura y portavoz del Gobierno Vasco en 1997, cuando ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco Garrido. Estaba en Chillida-leku cuando el lehendakari José Antonio Ardanza le llamó para comunicarle la noticia del secuestro del concejal del PP y solicitarle que hiciera "una comunicación oficial a través de EITB para pedir a los secuestradores su liberación".
Así lo hizo de inmediato, instalando su improvisado despacho en Miramon, en Euskadi Irratia, desde donde vivió los primeros momentos de aquellas 48 intensas horas, en las que esperaban por parte de ETA "un hilo de cordura". "Yo tenía una brizna de esperanza de que no cometiesen tal atrocidad", explica.
Su papel en aquellos días fue acompañar a la familia desde la empatía, ya que en muchos momentos estuvieron "solos", sin el apoyo de los dirigentes del Partido Popular, que estaba en el poder.
Según recuerda Garmendia, la madre de Miguel Ángel Blanco "no era mujer de muchas palabras". En palabras de la exconsejera, su quehacer durante aquellas jornadas fue estar junto a la madre de la víctima: "el contacto, la compañía y estar cerca de ella".
Tiene recuerdos "muy claros" de aquellos días, sobre todo de quienes "se mofaron de aquella familia que sufría". En este capítulo del podcast Gogoan de EITBpodkast los recuerda con nombre y apellidos respondiendo a las preguntas de Maite Mayo.
Con Miguel Ángel Blanco malherido ya en la UCI del hospital, Garmendia comenta que fueron "unas horas angustiosas, que no olvidaré jamás". Sin embargo, aunque ya se hablaba de desconexión y muerte, la madre de Miguel Ángel Blanco "guardaba esperanza", ha recalcado. Al parecer, esperaba la llegada de una hermana que venía de Galicia con un escapulario, que ella pensaba que devolvería a la vida a su hijo, porque era muy creyente.
Al respecto, la exconsejera ha censurado el comportamiento que tuvo el entonces vicepresidente del Gobierno español (1996-2000) Francisco Álvarez Cascos, que "se mofó de esa esperanza de la madre".
Garmendia entendía el anhelo de aquella madre que, "en su desesperación", creía que eso podría servir para que volviera a la vida. "Yo tampoco creía que eso se pudiese producir, es verdad", ha reconocido.
"Hubo políticos, y concretamente la persona que he mencionado, que tenían muchísimo interés en que las noticias llegarán a los informativos del mediodía, y un retraso en el anuncio de la muerte no convenía a la política comunicativa del PP", ha criticado.
"Aquella pobre mujer fue objeto de incomprensión, incluso de mofa, aquello fue durísimo", ha continuado. Además, "cuando los médicos anunciaron la muerte de Blanco, hubo una desbandada de políticos de su partido", ha agregado.
Según Garmendia, "hubo quien hizo un uso muy interesado, muy interesado, yo diría que, hasta perverso, en aquellos momentos del dolor de esa familia".
Por el contrario, la exportavoz del Gobierno Vasco ha resaltado la figura de Carlos Totorika, alcalde socialista de Ermua, que "jugó un papel, con gran elegancia institucional y personal; no lo voy a olvidar nunca".
"El mismo ministro que por la mañana se había mofado de Consuelo, la madre de Miguel Ángel, estaba tras la pancarta por la tarde", ha concluido.