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Congreso del PSOE: Rubalcaba juega su última carta

Si gana en la votación del Congreso de este fin de semana, revivirá políticamente, pero, si pierde, puede ser el adiós definitivo a la primera línea, y tal vez a las segunda.

Alfredo Pérez-Rubalcaba (PSOE). Foto: EFE
Alfredo Pérez-Rubalcaba (PSOE). Foto: EFE

Redacción

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La catarsis electoral que los socialistas sufrieron el pasado 20 de noviembre no ha supuesto el final de la carrera política de Alfredo Pérez Rubalcaba, ni mucho menos.

En democracia, Rubalcaba siempre ha desempeñado papeles de protagonista y en el Congreso de 2012 no podía ser menos. Aspira a dirigir el partido durante una etapa que el PSOE comienza en la oposición.

Con este Congreso, Rubalcaba se juega su última carta: Si gana, se le abre la posibilidad de diseñar el partido tal y como cree que debe conformarse, y quedaría la incógnita de si, en las siguientes elecciones, volvería a repetir como candidato a la Presidencia del Gobierno o permitiría que en el cartel electoral hubiera otro rostro.

A la espera de la votación en la que se dilucide si será él el sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero, se da por cantada la división socialista en dos grandes bloques.

Si es el vencedor, el nuevo líder tendrá que liderar y reparar las heridas que haya podido dejar el proceso en el que se ha enfrentado a su compañera de partido.

Rubalcaba no se la juega solo. Tiene tras de sí a numerosos dirigentes que han ligado su futuro al suyo (muchos de ellos pertenecientes a la vieja guardia y con acreditados galones en su hoja de servicios) y que, si sale derrotado en su empeño, podrían quedar relegados.

Y tiene a su lado a otros que ya han dejado atrás las aspiraciones políticas, pero que también han querido "pringarse" con él, retomando la expresión que el candidato utilizó en el acto en el que Felipe González le expresó su respaldo.

Si pierde, Chacón ya ha avanzado su intención de ofrecerle un cargo en su Ejecutiva, por lo que Rubalcaba no desaparecerá de la vida política.

Uno u otro tendrá que decidir a quiénes dan las riendas de los grupos socialistas en la Cámara Baja y en el Senado, que cuentan con una representación provisional a la espera de la palabra que tienen los delegados citados en el Congreso de la capital andaluza.

El candidato aguarda al próximo sábado. Si gana, revive políticamente como tantas otras veces ha experimentado. Si pierde, puede ser el adiós definitivo a la primera línea (y tal vez a la segunda) de quien fuera la voz de González y de Zapatero, portavoz parlamentario, ministro de Educación, titular de Interior o vicepresidente.

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