Política -
Memoria histórica
Entregados a las familias los restos de dos asesinados por la represión franquista
Familiares de los pamploneses Agustín Joaquín Arroyo y Tomás Salinas han recibido sus restos que fueron recuperados en la exhumación realizada en Echálaz (Navarra) en 2019.
EiTB Media | Agencias
Euskaraz irakurri: Errepresio frankistak hildako bi pertsonaren gorpuzkiak entregatu dizkiete senideei
Familiares de dos víctimas de la represión franquista del golpe militar de 1936, los pamploneses Agustín Joaquín Arroyo y Tomás Salinas, han recibido este viernes sus restos que fueron recuperados en la exhumación realizada en Echálaz (Navarra) en 2019.
Su identificación fue posteriormente posible gracias a la investigación genética del laboratorio Nasertic realizada sobre las muestras depositadas en el Banco de ADN público del Gobierno de Navarra.
Numerosos familiares, entre ellos Carmen Salinas, hija de Tomás, han asistido al acto, presidido por la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, informa el Gobierno Foral.
En el mismo han participado también el director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Martín Zabalza, el director del Instituto Navarro de la Memoria, Josemi Gastón, así como representantes de diferentes grupos políticos, asociaciones memorialistas, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y de Nasertic.
“Agustín Joaquín y Tomás vuelven a vuestras familias, de donde nunca les debieron arrancar”, les ha dicho Ollo, quien ha tenido un recuerdo especial para Ángeles Salinas, la otra hija de Tomás que todavía vive y que no ha podido asistir; y para Joaquín Arroyo, hijo de Agustín Joaquín, que falleció hace unos meses.
La consejera ha ratificado “el compromiso del Gobierno con las políticas públicas de memoria, un trabajo en el que continuaremos sin descanso”.
Agustín Joaquín Arroyo, miembro de la Agrupación Socialista de Pamplona /Iruña y de la UGT, fue detenido y enviado a la cárcel de Pamplona el 27 de julio de 1936.
El día anterior había ingresado Tomás, izquierdista también, detenido en Sabaiza mientras estaba segando, y al que fueron expresamente a buscar desde Pamplona. Allí compartieron siete meses y medio de prisión, durante los cuales numerosos compañeros de prisión salieron para ser asesinados.
Finalmente, el 9 de marzo de 1937, fueron entregados a sus ejecutores, junto con otros presos, a quienes todavía no se ha podido identificar, apunta el Ejecutivo que señala que tampoco se ha encontrado a José María Arroyo, el hermano de Agustín Joaquín, asesinado un mes después.
Sus familias no supieron nada más de ellos, y solo tuvieron noticias indirectas de que podrían haberlos matado en Etxauri o en Ororbia.
La investigación genética del laboratorio Nasertic ha permitido conocer que estaban en Echálaz, donde nadie suponía. Ha sido un hallazgo “difícil y laborioso”, al que el Instituto Navarro de la Memoria espera que sigan otros.