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Pedro Sánchez, la perseverancia como marca personal
El líder socialista accede a la Moncloa en su tercera investidura y tras una trayectoria política marcada por subidas meteóricas, caídas y "resurrecciones".
EIDER GARAIKOETXEA ORTIZ DE U. | EITB.EUS
Euskaraz irakurri: Pedro Sanchez, ezina ekinez egina
Pedro Sánchez (Madrid, 1972) es ya el nuevo presidente del Gobierno español, cargo en el repite tras hacer historia al convertirse en el primer líder del Ejecutivo tras una moción de censura. El secretario general del PSOE presume de perseverancia y resistencia —precisamente con esta última palabra tituló sus memorias ("Manual de resistencia")— y es algo casi innegable si se repasa su trayectoria política.
Pasó de ser un militante de base completamente desconocido para la opinión pública, a ser elegido secretario general del PSOE en 2014. Se vio forzado a dimitir por no abstenerse en la investidura de Rajoy en 2016, pero volvió triunfante para colocarse al frente de la Secretaría General del PSOE un año después. Ha sido candidato al Presidencia del Gobierno español en cuatro ocasiones, con dos investiduras fallidas —la de 2016 y la del verano pasado— y una tercera exitosa, lograda con un estrecho margen de dos votos.
Sánchez presidirá el primer gobierno de coalición de la democracia, y lo hará de la mano de Unidas Podemos. Atrás quedan los vetos y reproches entre el candidato socialista y el líder de la coalición morada, sus negociaciones frustradas y la repetición electoral.
Sánchez accedió a la Secretaría General del PSOE en 2014, tras imponerse a Eduardo Madina y Pérez Tapias. Su atractivo y telegenia, junto con su perfil de "candidato de la carretera" — recorrió miles de kilómetros durante meses en su coche para darse a conocer a los afiliados—, le valieron la victoria.
Aquel éxito derivó, sin embargo, en tres años especialmente convulsos en el seno de la familia socialista. Tras fracasar en la investidura de 2015, Sánchez obtuvo los peores resultados del PSOE en las elecciones generales de 2016. Con un Partido Socialista dividido sobre una eventual abstención en la investidura de Rajoy, Sánchez se mantuvo en el "no es no", dimitiendo de su cargo y abandonando su acta de diputado.
Y nuevamente Sánchez volvió a resurgir, cuál Ave Fenix, ocho meses después, para recuperar la Secretaría General tras derrotar a Patxi López y Susana Díaz.
El madrileño no tardó en ser de nuevo centro de las miradas al convertirse en el primer presidente que alcanza La Moncloa tras una moción de censura. Sánchez vivía uno de sus momentos más dulces. La nueva cita electoral, la de las elecciones generales del 28 de abril de 2019, otorgaba al PSOE una amplia victoria. Con sus 123 diputados, Sánchez apostó en un principio por un "gobierno en solitario", aunque la aritmética del Congreso le empujó a negociar con Unidas Podemos.
Aquellas negociaciones de idas y venidas, con vetos personales y reproches mutuos, dieron lugar a la investidura fallida de julio de 2019 y a la repetición electoral del 10N. PSOE y Unidas Podemos cerraban en dos días lo que no fue posible en meses: el acuerdo para un gobierno de coalición, que esta vez sí contaría con Iglesias de vicepresidente y un programa "progresista".
Tras llegar a su meta, Sánchez tiene ahora ante sí el difícil reto de liderar un gobierno de coalición, con el Congreso automizado, con una derecha polarizada y la crisis catalana de por medio.
De economista a diputado
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Economía Política Europea por la Universidad Libre de Bruselas y en Liderazgo Público por el IESE, Sánchez habla inglés y francés.
También ha trabajado un periodo corto de tiempo en el departamento de Relaciones Internacionales de la ONU y en el gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia para el proceso de reconstrucción y fue dos años asesor en el Parlamento Europeo.
Con ese currículum, empezó a hacer trabajos como economista para el PSOE de los primeros años de Zapatero, que decidió contar con él para el equipo encargado de promocionar en Madrid a una entonces desconocida Trinidad Jiménez y le metió en la lista al Ayuntamiento de la capital en las municipales de 2003.
Entró en el Congreso en 2009 para ocupar la vacante que dejó Pedro Solbes, y aunque mejoró su puesto en la lista en la siguiente legislatura, tuvo nuevamente que esperar más de un año para volver al Congreso, en ese caso en sustitución de Cristina Narbona.
En cuanto a su vida personal, tiene dos hijas y jugó al baloncesto hasta los 21 años en el Estudiantes.