Política -
Juicio por el 'caso Alsasua'
Los guardias civiles agredidos en Alsasua aseguran que temieron por sus vidas
El teniente ha declarado que fue golpeado por "15-20 personas en el interior del bar Koxka". Por su parte, el sargento ha afirmado que vio en sus agresores "odio" y "rencor".
EITB.EUS
Euskaraz irakurri: Bizitza arriskuan ikusi zutela adierazi dute guardia zibilek
El teniente de la Guardia Civil que fue agredido el 15 de octubre de 2016 en Alsasua declaró ayer, martes, en el juicio que tiene lugar en la Audiencia Nacional que fue golpeado por "15-20 personas en el interior del bar Koxka", y que fuera del local había "otras 20-25 personas esperándonos". "Los golpes me llegaban de todos los lados, en la espalda, en las piernas, y sobre todo, en la cabeza", señaló.
El agente relató que nadie intentó ayudarles ni "trató de calmar los ánimos", y que la "agresión se relajó cuando llegaron una pareja de la Policía Foral" al lugar.
Preguntado por el fiscal, el teniente agredido identificó a varios de los acusados como presuntos agresores. Así, citó a Jokin Unamuno, Adur Ramírez de Alda, Julen Goikoetxea y a Oihan Arnanz. Sobre el resto, reconoció que no puede asegurar que participaran en la pelea, aunque precisó que a algunos les vio en el bar.
El teniente relató cómo transcurrió la noche del 14 al 15 de octubre, cuando tuvieron lugar los hechos. Explicó que fue a cenar al bar de sus suegros con el sargento y su pareja y con su propia pareja.
Después, sobre las 02:00-02:30 horas, se dirigieron al bar Koxka, "un bar que no es de ambiente abertzale, que frecuentaba habitualmente". "Enseguida notamos que nos miraban, que nos señalaban, que nos tenían vigilados", aseguró.
Según el teniente, en un momento dado, se dirigió al baño y que le abordó un joven —presuntamente Oihan Arnanz, "lo había visto en manifestaciones"— que le preguntó: "¿tú eres madero?", a lo que contestó que sí. Consiguió "zafarse", pero otro joven —presuntamente Jon Ander Cob— le cortó el paso, aunque "el asunto fue a más".
Tras reunirse con el sargento y sus parejas, en un momento dado, "vio entrar a Jokin Unamuno con varias personas". Relató que Jokin "se dirigió directamente al sargento y le comenzó a decir algo" y que luego se encaró con él "de forma agresiva". "Ahí empezó el jaleo", explicó. El teniente añadió que a partir de ese momento comenzaron a golpearle "en la espalda, en las piernas y en la cabeza".
Los guardias civiles y sus parejas decidieron en ese momento salir del bar, y el teniente dijo que les siguieron agrediendo en la puerta del local. "Me doy la vuelta y recuerdo con claridad ver a Adur —Ramírez de Alda—, con camiseta roja, y a otro con pelo más largo dándonos puñetazos. Lo que no me esperaba es que hubiese 20 o 25 personas fuera, esperándonos".
Según su testimonio, en ese momento temió por su vida: "Los golpes me llegaban de todos los lados, me empiezo a aturdir, caigo al suelo y no puedo levantarme. Consigo hacer alguna llamada, aunque no recuerdo bien si me cogieron".
El teniente subrayó que nadie se acercó para ayudarle, "nadie trató de calmar los ánimos", y que fue su pareja quien se puso encima suyo para intentar protegerle, "pidiendo que pararan".
Según el guardia civil, ellos no provocaron ni usaron "malas palabras en ningún momento".
El teniente relató que, a raíz de la agresión, estuvo ocho meses de baja después someterse a una operación de tobillo a raíz de la cual, dijo, tuvo que aprender a andar de nuevo.
A preguntas de la defensa, el guardia civil declaró en varias ocasiones que no recuerda los detalles por los que ha sido cuestionado y se ha limitado a ratificar su declaración anterior.
Sargento agredido en Alsasua: "Esa sensación de odio no la he sentido nunca"
Por su parte, el sargento agredido en Alsasua afirmó en el juicio que temió por su vida porque estaban en inferioridad de condiciones y vio en sus agresores un "odio" y un "rencor" contra la Guardia Civil que no había sentido nunca antes.
En su declaración, el sargento relató cómo les pegaron con patadas y puñetazos en todo el cuerpo tanto dentro como fuera del bar Koxka, en una acción que "no fue casual" sino "premeditada".
"Estoy acostumbrado a situaciones violentas, de estrés, por mi trabajo, pero esa situación nunca la he vivido. Temí por mi vida porque estábamos en inferioridad y esa sensación de odio y de rencor que tenían por ser guardia civil no la he sentido nunca", dijo a preguntas del fiscal.
El sargento, que llevaba destinado en Alsasua solo 20 días y tenía 33 años, recordó cómo también golpearon al teniente hasta hacerle caer, a la pareja de éste cuando intentó hacer "de escudo" y a su propia novia cuando se interpuso entre los agresores y él.
Además, coincidió con el teniente en que todo empezó cuando uno de los acusados, Jokin Unamuno, les increpó de forma agresiva en el bar. "Recuerdo que vi la cara suya casi pegada a mi cara, vociferando, en una actitud agresiva".
En ese momento, la novia del teniente, natural de Alsasua, les dijo que tenían que irse y se encaminaron los cuatro hacia la puerta, cuando comenzó la agresión. "En ese pasillo no paramos de recibir golpes y patadas por todos lados", dijo.
Para el sargento, Unamuno fue "el que promovió la agresión y el que organizó todo" y explicó cómo, una vez detenido mientras se fumaba un cigarro en el bar de enfrente, un grupo numeroso le abrió la puerta del coche policial y le sacó de allí.
También identificó a Jon Ander Cob y a Julen Goikoetxea como dos de los que le propinaron "numerosas patadas y puñetazos", así como a Aratz Urrizola.
Otro de los acusados, Adur Ramírez, le dio un puñetazo al teniente y fue "muy activo en la agresión". Según su versión, también pegó al teniente Ohian Arnanz, que por su técnica parecía "gran conocedor de artes marciales".
La novia de uno de los guardias civiles señala a Jokin Unamuno: "Por él empezó la agresión; por él estamos hoy aquí"
Por otro lado, la novia del teniente de la guardia civil, María José N., relató en el juicio cómo fue el altercado y las consecuencias personales que le supuso, ya que, según dijo, tuvo que abandonar Alsasua, se vio sometida a un aislamiento social por parte de sus habitantes y su familia sufrió amenazas, lo que la puso "al límite de no ver salida y quitarme de en medio".
La testigo comenzó relatando que todo empezó dentro del bar cuando uno de los acusados, Jokin Unamuno, se acercó a los agentes de forma muy agresiva.
"Por él empezó la agresión, por él estamos hoy aquí; si él no hubiese empezado la agresión hoy no estaríamos hoy aquí en la sala. Agredió tanto dentro como fuera", dijo sobre Unamuno.
En ese momento, explicó, se acercó otro encausado, Oihan Arnanz, con una "actitud muy desafiante y agresiva". "Le dije que si quería pegarles a ellos me tendría que pegar a mí y me dijo que a mí no me iban a tocar pero que a ellos les iban a reventar".
La testigo reconoció a los acusados en el juicio, aunque no fueron, precisó, todos los que les agredieron, porque ha apuntado que ella solo ha identificado a los que está segura de que estaban allí.
A continuación, relató que después de hablar con Arnanz se formó un tumulto en el que estaban otros tres acusados y "empezó todo", los empujones, patadas y puñetazos que luego siguieron fuera del bar.
Una vez fuera "los golpes se incrementaron y varias personas se unieron a la agresión". "Nos empiezan a golpear con mucho odio y mucha saña", dijo, unos golpes que recibió sobre todo el teniente.
"Él sangraba y la gente seguía pegándole patadas en la cabeza, patadas en el cuerpo, tenía el tobillo totalmente partido y la gente seguía", añadió.
La mujer ha añadido que ella intentó protegerle, pero que le empujaron "con tanta fuerza" que también cayó al suelo.
Por su parte, la novia del sargento de la Guardia Civil agredido afirmó en el juicio que en Alsasua, donde sigue residiendo, está "sometida constantemente a un juicio de valor en el que te sientes la agresora en vez de la víctima", y vive "constantemente pidiendo perdón y dando explicaciones".
"Yo no tengo vida en Alsasua, mi vida se limita a bajar a comprar, nunca sola, siempre con mi pareja, y volver a mi casa", explicó ante el tribunal.
La testigo describió la agresión que sufrieron ese día los cuatro y dijo que, al igual que los guardias civiles, ella "temió" por su vida, por la de su marido y "por la de todos".
"No me podía creer que después de la brutalidad con que nos habían atacado no estuviera sangrando por ninguna parte del cuerpo", añadió.
También indicó que identificó solo a algunos de los agresores porque era nueva en el pueblo y no conocía a mucha gente. "Si yo pudiera identificar a todo el mundo, no serían solo ocho personas, que son las que están identificadas, pero yo llevaba allí 15 días y la personas que pude identificar son las que se me quedaron grabadas".