Política -
24M
La batalla de Gipuzkoa
La legislatura que concluye ha tenido a Gipuzkoa como el territorio donde se ha librado la batalla más dura y encarnizada por la hegemonía entre los partidos de signo abertzale.
Iñigo Herce | EiTB
La hegemonía en Gipuzkoa parece ser, a tenor de las encuestas, cosa de dos. La primera incógnita será ver si la fortaleza demostrada hace cuatro años por EH Bildu resiste al desgaste lógico al que somete todo ejercicio del poder. Las Elecciones Autonómicas de 2012 se saldaron con una victoria en el territorio de la formación jeltzale, lo que apunta a un resultado ajustado que anticipa una necesidad de alianzas que garanticen la gobernabilidad. La incertidumbre del factor Podemos además introduce un elemento añadido de suspense, toda vez que el PSE-EE y el PP pueden sufrir la tendencia descendente que apuntan ambos partidos en el conjunto del Estado.
La legislatura que concluye ha tenido a Gipuzkoa como el territorio donde se ha librado la batalla más dura y encarnizada por la hegemonía entre los partidos de signo abertzale. Las elecciones de 2011 fueron la primera ocasión en la que la recién legalizada izquierda abertzale concurrió en coalición con EA y Alternatiba bajo las siglas de Euskal Herria Bildu. Su victoria resultó tan incontestable que el PNV desoyó las voces que le emplazaban a desbancar a los ganadores a través de un pacto con el PSE-EE. Esta primera decisión, argumentada en el principio de respeto a la lista más votada, le granjeó a la formación jeltzale fuertes críticas por su negativa a liderar la Diputación.
Si el 24-M las diferencias entre ambos no son tan amplias, el PNV puede optar esta vez por asumir la gobernación en alianza con una segunda fuerza, que bien podría ser el PSE-EE si dan los números. La presión que algunos sectores económicos y sociales ejercerán para no reeditar un gobierno foral en manos de EH Bildu puede influir en esta decisión. De hecho, los mandos centrales del GBB y del PSE-EE guipuzcoano ya reconocen sotto voce que esta opción puede ser el destino al que se vean emplazados ambos. Y es que en la batalla de Gipuzkoa subyacen al mismo tiempo la lucha por la hegemonía en el abertzalismo, por un lado, y la vertebración institucional del conjunto de Euskadi, por otro.
Curiosamente, el principal terreno de confrontación ha tenido un protagonista inesperado en las basuras. La negativa de la coalición gobernante a ejecutar el mandato de las Juntas Generales en su plan de gestión de residuos, cuya principal infraestructura era la construcción de la incineradora, ha derivado en un conflicto que ha atravesado el conjunto de la legislatura de principio a fin. El impulso al sistema de recogida puerta a puerta ha acarreado una importante movilización social en algunos de los municipios en los que se ha implantado. Junto a ello, la decisión definitiva de paralizar la planta de incineración para sustituirla por un vertedero de inertes y unas plantas de tratamiento han dejado la solución definitiva para la gestión de los residuos para el próximo mandato.
La Diputación encabezada por Martin Garitano ha podido sacar adelante los presupuestos en tres ejercicios gracias a acuerdos puntuales con el PSE-EE y con el PNV. Los socialistas han permitido además aprobar la reforma fiscal perseguida por EH Bildu. La fusión de las tres cajas vascas en Kutxabank ha sido otro de los capítulos que ha marcado la confrontación política del territorio, donde la izquierda abertzale, pese a haber aprobado la integración, se opuso firmemente a la conversión de las cajas en fundaciones bancarias, un imperativo legal que, sin embargo, ha supuesto abrir la puerta, según la coalición, a la 'privatización' de las cajas. La pugna en este ámbito también ha alcanzado niveles de tensión importantes, hasta el punto de que el propio Xabier Iturbe ha tenido que declarar ante el juez.
La Diputación ha impulsado además la investigación de la gestión de Bidegi, la sociedad foral pública encargada de la gestión de las carreteras. Las acusaciones constantes de pagos irregulares durante la legislatura anterior han convertido a esta cuestión en otro de los terrenos de confrontación de la institución foral con el PNV.
El PNV sabe que un buen resultado en Gipuzkoa pasa por ganar en San Sebastián, por lo que todas sus fuerzas están puestas en que su candidato, Eneko Goia, consiga arrebatar la alcaldía al actual primer edil, Juan Karlos Izagirre. Donostia y Gipuzkoa, dos escenarios para una batalla.