Arantza Quiroga: Ligada a la política y la religión desde muy joven

Arantza Quiroga será la nueva presidenta del PP de Euskadi. Apasionada de la política desde su juventud, este viernes ha concitado el consenso de los principales dirigentes del PP vasco para convertirse en la sustituta de su amigo y antecesor, Antonio Basagoiti, que deja la política para iniciar una nueva vida profesional en el Banco de Santander en México.

A sus 39 años, Arantza Quiroga Cía (Irun, Gipuzkoa, 1973) es licencia en Derecho y tiene cinco hijos (el último nació hace sólo un mes). Hija de un vallisoletano que llegó a Euskadi con 14 años y de una vasca que sabía y hablaba euskera, Arantza Quiroga no llegó a dominar la lengua vasca, aunque la entiende.

Comenzó su carrera política con 19 años. Se afilió a las Nuevas Generaciones del PP y fue elegida concejal en su localidad natal en 1995, tras las elecciones municipales celebradas pocos meses después del asesinato del presidente del PP de Gipuzkoa, Gregorio Ordóñez.

Tres años después, en las autonómicas de 1998, salió elegida parlamentaria vasca, cargo que ha mantenido durante las últimas cuatro legislaturas.

Presidenta del Parlamento Vasco

En 2009, tras el cambio de Gobierno y la elección del primer lehendakari socialista, Antonio Basagoiti se decantó por ella para presidir el Parlamento Vasco, merced al acuerdo alcanzado con el PSE-EE. Sustituyó a la nacionalista Izaskun Bilbao, y se convirtió en la primera presidenta del Partido Popular del Parlamento Vasco.

Carrera dentro del PP

Con 24 años, cuando aún era concejala del PP en Irun, se hizo su hueco entre las personas de confianza de José Maria Maria Aznar. Desde entonces, su carrera en la política fue ascendente, y ese ascenso en el seno del partido ha sido paralelo a la asunción de responsabilidades públicas. Primero en la ejecutiva de Gipuzkoa y después en la dirección autonómica, donde fue en un principio vicesecretaria general y actualmente ocupa una de las dos vicepresidencias.

Opus Dei

Sin embargo, su intensa actividad política no le ha impedido formar una familia numerosa. La defensa del concepto católico de la familia es uno de sus principios irrenunciables, ya que se trata de una persona muy próxima al Opus Dei, en una de cuyas escuelas se formó, al igual que sus hijos.

No tuvo reparo en decir que nunca usaría un preservativo, en cuestionar el matrimonio entre homosexuales, ni en en defender las tesis oficiales de la Iglesia en materia de moral y costumbres.