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Oriente Próximo
La escalada de Israel con el asesinato de Haniyeh pone en vilo a Oriente Medio, que no desea una guerra global
Netanyahu ha dicho que las fuerzas militares están listas para enfrentarse a "cualquier escenario". Catar y Egipto, mediadores en el conflicto, se preguntan cómo se puede negociar si se asesina a la otra parte. El brazo armado de Hamás e Irán aseguran que habrá consecuencias.
M. D. | EITB Media
Euskaraz irakurri: Ekialde Hurbileko buruzagiek gerra ekidin nahi dute, Hamaseko buru politikoaren hilketaren ostean
El asesinato de Ismail Haniyeh, líder político de Hamás, en Teherán, cuando iba a participar en la toma de posesión del nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, es un paso más por parte de Israel en la escalada del conflicto de Oriente Próximo.
No es el primer ataque de Israel fuera de los territorios palestinos, pero la figura de Haniyeh como cara pública de la diplomacia internacional del Movimiento de Resistencia Islámica es especialmente relevante. Haniyeh, que residía en Catar, ha liderado las delegaciones a terceros países y ha participado en las conversaciones internacionales para lograr un alto el fuego en la Franja de Gaza.
Según medios iraníes, el misil de fabricación israelí fue lanzado probablemente desde dentro del territorio iraní hacia el dormitorio de Haniyeh, después de que uno de sus guardaespaldas filtrara información crítica.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha dicho que las fuerzas militares de su país están listas para enfrentarse a "cualquier escenario". "Estamos listos para cualquier escenario, nos mantenemos unidos y determinados a afrontar cualquier amenaza. Israel se cobrará un precio muy alto por cualquier agresión desde cualquier horizonte", ha dicho tras reunirse con su gabinete de Seguridad.
Israel asegura que libra una "guerra existencial" en siete frentes, todos ellos con aliados de Irán: en la Franja de Gaza y Cisjordania ocupada con Hamás y la Yihad Islámica; en Líbano con Hizbulá; en Yemen con los hutíes; en Irak con la Resistencia Islámica; en Siria con las milicias proiraníes y el propio Irán.
"Todos los logros de los últimos meses se alcanzaron porque no nos rendimos y porque tomamos decisiones valientes frente a una gran presión en el país y el extranjero. No fue fácil", ha subrayado.
En su mensaje, Netanyahu se ha congratulado del ataque contra en Beirut, pero no ha hecho ninguna alusión al de Teherán. Israel aún guarda silencio sobre el asesinato, que nadie duda en atribuirle, pero este no suele confirmar ni desmentir sus ataques en Irán. En un primer momento ha reconocido su autoría en un "ataque preciso", aunque posteriormente ha eliminado el mensaje. "No buscamos la guerra, pero estamos preparados para todos los escenarios", ha dicho el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant.
Indignación en la región
Por su parte, el brazo armado de Hamás ha avisado de que el asesinato "lleva la batalla a nuevas dimensiones y tendrá mayores repercusiones". Irán también ha advertido de que la ocupación israelí "se arrepentirá del cobarde asesinato".
El nuevo ataque ha indignado a los mandatarios de la región, que desean contener una escalada global del conflicto. "La estrategia de los asesinatos políticos lleva a preguntarse sobre cómo se pueden celebrar negociaciones en las que una de las partes asesina a la otra, con la que negocia al mismo tiempo", ha dicho Mohamed bin Abderrahmán Al Thani, el primer ministro de Catar, uno de los países que ejercen de mediadores.
Otro de los mediadores, Egipto, ha condenado la "escalada israelí", y ha advertido de que "la política de asesinatos" y de "violación de la soberanía de otros Estados" tendrá "graves consecuencias" sobre la seguridad en Oriente Medio.
Otros países como Irak, Jordania, Siria, Turquía e incluso la Autoridad Nacional Palestina, rival político de Hamás, han condenado el asesinado. Su presidente, Mahmud Abás, que gobierna en la Cisjordania ocupada, lo considera "un acto cobarde y un acontecimiento peligroso", y ha declarado un día de luto oficial.
Precisamente, el 23 de julio, Hamás y Fatah, que lidera Abás, firmaron en Pekín una declaración en la que se comprometieron a acabar con la división que impera desde 2007 entre estas dos facciones palestinas y a fortalecer la unidad con el resto de grupos.
Paralelamente, el riesgo de una guerra abierta entre Israel y Hizbulá va en aumento, después del ataque del Ejército israelí contra la milicia chií en el corazón del Líbano, como "respuesta" al ataque en los Altos del Golán que el Estado sionista atribuye a Hizbulá, quien, sin embargo, niega categóricamente su autoría.
Hizbulá aún no ha confirmado la muerte de su comandante, Fuad Shukr, en el ataque israelí sobre Beirut, pero sí ha reconocido que estaba en el edificio.
En abril, Irán respondió al ataque israelí contra la embajada iraní en Beirut con el lanzamiento de drones y misiles a objetivos en Israel, previo aviso, que fueron en su mayor parte interceptados y no dejaron víctimas.
Amos Yadlin, general israelí retirado consultado por EFE, opina que, también esta vez, Irán contendrá su respuesta. Yadlin opina que tanto Hizbulá como Irán responderán, pero "están estudiando un modus operandi que sea lo suficientemente fuerte para lanzar un mensaje, pero que no desemboque en una guerra que no interesa a nadie".