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Brasil
Los principales retos de Lula da Silva
El líder del Partido de los Trabajadores asume su tercer mandato, 20 años después de su última presidencia. Tanto Lula como el país han cambiado en dos décadas, aunque no así retos como la lucha contra la pobreza o la inseguridad. Además, el izquierdista deberá hacer frente al legado de Bolsonaro.
EITB Media
Euskaraz irakurri: Lula da Silvaren erronka nagusiak
"Reconstruir un país en ruinas", eso prometió ayer, durante su discurso de investidura, el nuevo presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, del que será su tercer mandato, 20 años después de su última presidencia (dirigió el país en 2003 y 2010). Tanto el líder del Partido de los Trabajadores (PT) como Brasil han cambiado en estas dos décadas, aunque la lucha contra la pobreza o la inseguridad continúan siendo tareas pendientes. A ello sumará la necesidad de revertir ciertos conflictos heredados de su antecesor, el ultraderechista, Jair Bolsonaro. Resumimos los principales desafíos del dirigente izquierdista:
Medio Ambiente. Lula ha prometido acabar con la deforestación ilegal en la Amazonía. De hecho, en una de sus primeras decisiones, ha determinado la reactivación del llamado Fondo Amazonía, dotado de fondos internacionales para contribuir con la protección de la Amazonía y que había sido suspendido por decisión de Bolsonaro en 2019. Lula también ha suspendido la ampliación de las licencias para la explotación de recursos minerales en la región amazónica e incluso en las tierras indígenas. "Brasil no necesita deforestar para aumentar su frontera agrícola", ha insistido en numerosas ocasiones.
Colectivo indígena. En relación con lo anterior, Lula ha prometido que retomará la demarcación de tierras indígenas, paralizadas durante los cuatro años de mandato de Bolsonaro. "Cada tierra demarcada es una nueva área medioambiental (...) Vamos a revocar todas las injusticias contra los pueblos indígenas", ha sentenciado en su toma de posesión. Muestra de la importancia que el Gobierno de Lula da a este colectivo y a sus intereses, uno de los 37 ministerios que tendrá el Ejecutivo será el de Pueblos Indígenas, que liderará la activista y diputada Sônia Guajajara, una de las líderes indígenas más reconocidas en el ámbito internacional.
Economía. La lucha contra el hambre y la pobreza es otra de las prioridades de Lula. 33 millones de personas pasan hambre en Brasil y unos 100 millones de personas, casi la mitad de la población del país, son pobres. Según la ONG Oxfam, el país ha retrocedido a la década de los 90.
A diferencia de los años dorados del primer gobierno del PT, cuando la economía de Brasil creció a una media del 4 % anual y se avanzó en la reducción de la pobreza, el panorama económico que ahora recoge Lula es muy diferente, con una inflación volátil —del 6 % en noviembre— y una desaceleración del crecimiento aún por concretar (el Banco Central estimó que el PIB crecería un 2,9 % en 2022 y que, en 2023, se quedará en el entorno del 1 %). La tasa de desempleo se sitúa en el 8,7 % de la población activa, el menor nivel desde 2015, pero los economistas temen que el enfriamiento de la economía pueda repercutir en el mercado laboral.
Fragmentación política. Lula está obligado a atender a una ciudadanía políticamente dividida, tras su victoria no tan abultada como cabía esperarse. A diferencia de los ejecutivos formados en sus anteriores presidencias formados casi en exclusiva por partidos de izquierda, esta vez ha conformado un gobierno multipartidista, con una tendencia hacia el centro. El Congreso estará dominado además por partidos conservadores, gracias al auge de la ultraderecha, lo que limitará el margen de maniobra del nuevo presidente.
Latinoamérica y política internacional. Lula ya ha comenzado a dejar claro que, en el ámbito internacional, también marcará distancias con su predecesor, aliado del expresidente Donald Trump y crítico con el multilateralismo. Bolsonaro se quedó prácticamente solo a nivel mundial durante la pandemia de covid-19, criticando las restricciones y difundiendo bulos sanitarios. Lula quiere revertir esa situación de "paria internacional".
El presidente brasileño también apuesta por "retomar la integración" en América Latina, gobernada mayoritariamente por partidos de izquierda. "Retomaremos la integración a partir del Mercosur, con la revitalización de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y otras instancias soberanas" que existen en Latinoamérica, declaró ante el Parlamento después de haber jurado como nuevo presidente brasileño.
Corrupción. El gran lastre que sigue afectando a la imagen de Lula y que despertó odios intestinos en parte de la sociedad brasileña son los casos de corrupción que mancharon su gestión y la de Rousseff. Las investigaciones de la corrupción en torno a la petrolera Petrobras y la constructora Odebrecht condujeron a Lula en 2018 a la cárcel, donde cumplió 580 días de prisión, antes de que el Supremo anulara las condenas.