Internacional -
Análisis
A vueltas con la intervención en Siria
Europa no quiere meterse en una aventura militar en Siria, porque sabe que es muy peligrosa. Estados Unidos tampoco quiere meterse en semejante lío, ya está escarmentado con Irak y Afganistán.
Jesús Torquemada
Intervención militar en Siria sí, intervención militar en Siria no. Ya ha comenzado ese peligroso debate. Algunos países árabes son partidarios de una intervención militar extranjera para echar al presidente Bachar El Assad, y ya han empezado a dar armas por su cuenta al Ejército Libre de Siria, el grupo clandestino que combate contra Assad.
Europa no quiere meterse en una aventura militar en Siria, porque sabe que es muy peligrosa, y prefiere confiar en que las sanciones económicas le obligarán a Assad a relajar la represión. Estados Unidos tampoco quiere meterse en semejante lío, ya está escarmentado con Irak y Afganistán. Rusia y China no se oponen solo a una intervención militar, también se oponen a cualquier tipo
de sanción contra Siria. No hay duda de que el Gobierno de Siria está cometiendo graves violaciones de los derechos humanos. Hay zonas de Homs que recuerdan a los peores días de Sarajevo o Beirut, tan grande ha sido la destrucción causada por el Ejército sirio. Es decir, hay motivos para pensar en una intervención extranjera apelando a eso que se llama “el derecho de injerencia humanitaria”.
Pero esa intervención sería muy arriesgada y hasta podría agravar el problema, porque podría producir una guerra regional que involucrase a todos los países de Oriente Medio. Por eso hay que pensar muy bien el asunto, en la línea de lo que ha dicho Kofi Annan, exsecretario general de la ONU y que ahora es el representante especial de esa organización en esta crisis.