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Análisis

Grieta en la alianza franco-germana

El papel que debe jugar el Banco Central Europeo en la actual crisis de la deuda pública europea está produciendo un gran debate.

Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB
Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB
Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB

Jesús Torquemada

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El papel que debe jugar el Banco Central Europeo en la actual crisis de la deuda pública europea está produciendo un gran debate. Según lo que marcan sus estatutos, el BCE puede prestar dinero a los bancos, pero no puede prestar dinero directamente a los estados. Puede comprar deuda pública en el mercado secundario, en el mercado de deuda de segunda mano, podríamos decir, pero no se la puede comprar directamente a los estados, no puede personarse en las subastas de deuda pública que los estados efectúan regularmente.

Sin embargo, los expertos aseguran que la única forma de que baje la presión sobre la deuda europea es, precisamente, que el Banco Central Europeo compre directamente esa deuda, que se convierta en prestamista directo de los estados (lo que los economistas llaman “prestamista de último recurso”). Alemania dice que eso no está en sus estatutos y que, si el Banco Central les presta alegremente a los estados, estos no harán nunca las reformas necesarias.

Hasta ahora, Merkel y Sarkozy han estado más o menos de acuerdo en esto, pero ahora empiezan a tener serias divergencias. Francia le está viendo las orejas al lobo, su prima de riesgo está subiendo alarmantemente y en estos momentos a París le cuesta financiar su deuda casi el doble que a Berlín. Por eso, el Gobierno francés empieza a reclamar un cambio en el papel del Banco Central y que éste compre masivamente deuda de los países europeos. Una grieta se está abriendo en la aparentemente sólida alianza franco-germana.

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