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Estados Unidos
Trump afronta sus últimos dos meses de mandato sin reconocer la derrota electoral
Se ha visto al presidente saliente de Estados Unidos jugando al golf. Está por ver su estrategia hasta el 20 de enero, que podría consistir en proteger sus intereses personales.
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Trumpek ez du porrota onartu, baina agintaldiaren azken bi hilabeteak ditu aurretik
El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, ha regresado a su club de golf privado de Sterling (Virginia), y sigue sin reconocer la derrota en las elecciones del 3 noviembre, en las que se ha impuesto el candidato demócrata, Joe Biden.
Horas después de que Biden ofreciese su discurso de triunfo desde Wilmington (Delaware), Trump evitaba todavía pronunciarse al respecto.
Históricamente, una vez que los medios de comunicación proyectan el resultado definitivo, al cabo de unas horas el derrotado suele llamar al candidato victorioso para felicitarle. Pero esta vez, Trump ha insistido en que las elecciones están "lejos de haber finalizado" y prometido una ofensiva legal ante sus denuncias, sin evidencias, de fraude electoral.
A lo largo de los dos próximos meses hasta la ceremonia de sucesión, el todavía mandatario sigue siendo el inquilino de la Casa Blanca, con sus poderes y competencias virtualmente intactos de cara a dos estrategias simultáneas que manejar: la disputa de los resultados de los comicios y su adiós definitivo a la Presidencia.
Sobre la primera, abundan las dudas incluso en su entorno más cercano, según fuentes próximas a la Administración a la cadena CNN. Si bien su equipo legal, abanderado por su asesor y exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, afirma contar con casos concretos en los que se ha impedido a observadores republicanos la entrada en las salas de recuento, las propias autoridades de los estados afectados, algunas republicanas, rechazan categóricamente estas declaraciones y las primeras escaramuzas legales no han surtido efecto alguno.
Además, el tiempo apremia. El resultado por estados tiene que estar confirmado, con todos los eventuales recursos y litigios resueltos, antes del 8 de diciembre.
El segundo derrotero, su despedida y cierre, está lleno de dudas e incertidumbres condicionadas por el explosivo carácter del presidente, de quien "vamos a conocer más en estos dos próximos meses que en los últimos cuatro años", en palabras del exasesor Miles Taylor al Washington Post.
Cabe la posibilidad de que Trump haga uso de sus competencias para conceder indultos —un fenómeno recurrente durante los últimos meses de mandato— con un propósito nunca antes visto: otorgarse a sí mismo la inmunidad ante cualquier futura investigación por delitos.
Un informe emitido el pasado mes de agosto por el llamado Proyecto de Integridad de la Transición (TIP) teme que Trump se marque solo dos sencillos objetivos en este escenario: destruir pruebas incriminatorias y ganar cuanto más dinero, mejor.
El TIP contempla, por ejemplo, la posibilidad de que el presidente multiplique sus estancias en su residencia y cuartel general de Mar a Lago, en Florida, con el consiguiente desvío monetario hacia sus empresas particulares.
Pero más realista es la opción de que el presidente pueda recurrir a la amnistía para proteger a aquellos asesores que violen leyes de protección de registros presidenciales si destruyen documentos comprometedores hacia el propio Trump.
A todos los efectos, el resultado es el mismo: "Va a usar estratégicamente este periodo para tratar, básicamente, de protegerse a sí mismo, a su familia y a su dinero", considera ante el Washington Post el antiguo fiscal de la investigación especial sobre la campaña de Trump, Andrew Weissmann.