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Análisis

La OTAN pisa con cuidado en Libia

La OTAN no está logrando su objetivo principal, que es proteger a los civiles. Además, también está fracasando en su intento de ayudar a los rebeldes para que ganen la guerra y desalojen a Gadafi.

Jesús Torquemada

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La misión de la OTAN en Libia no está consiguiendo sus objetivos. Hay un objetivo declarado y amparado por la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU: proteger a los civiles. Pues bien, en el caso de Misrata, la OTAN no ha conseguido aún evitar los ataques de los gadafistas contra esa ciudad, asediada por los gadafistas desde el comienzo del conflicto.

Hay otro objetivo no declarado y que no se incluye en la citada resolución: ayudar a los rebeldes a que ganen la guerra y desalojen a Gadafi del poder. Tampoco ese objetivo se está cumpliendo. El frente se ha estancado en las proximidades de Ajdabiya y da la impresión de que Gadafi puede mantenerse el tiempo que quiera.

El motivo de esa ineficacia de la OTAN reside, en parte, en la escasa implicación en este asunto de Estados Unidos. Obama no quiere más líos, bastantes tiene con Irak y Afganistán, y ha retirado a los aviones estadounidenses de las misiones de bombardeo. Los aviones de otros países de la OTAN que participan en la misión, entre ellos los españoles, tampoco participan en las misiones de bombardeo, sino solo en las patrullas para imponer la zona de exclusión aérea.

El resultado es que los ataques contra los tanques y la artillería de Gadafi los llevan a cabo únicamente los aviones de Francia y Gran Bretaña, con alguna participación de los de Dinamarca, Noruega, Bélgica y Canadá. Y, al parecer, esos medios no son suficientes para conseguir los objetivos deseados.

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