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Análisis

Guantánamo, la promesa incumplida de Obama

Ayer Obama levantó la suspensión del cierre de la cárcel. Dos razones explican su giro: el Congreso ha bloqueado todas sus iniciativas para cerrarla y los estadounidenses no lo consideran prioritario.

Jesús Torquemada

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Hay una promesa electoral que el presidente de Estados Unidos no ha cumplido. Y, a este paso, tampoco la va a cumplir en los casi dos años que le quedan de mandato. Se trata del cierre de la prisión de Guantánamo.

Este fue uno de los asuntos que más simbolizó la era Bush y con el que Obama pretendía, precisamente, indicar que su llegada implicaba un cambio importante.

Una de las primeras cosas que hizo nada más instalarse en la Casa Blanca fue suspender el inicio de nuevos juicios militares en Guantánamo y poner fecha para el cierre de la prisión, en concreto enero de 2010. Es evidente que esa fecha pasó hace ya mucho y ayer Obama levantó esa suspensión, lo cual indica que la cárcel de Guantánamo seguirá abierta una buena temporada.

Las llamadas Comisiones Militares, suspendidas durante dos años, podrán volver a presentar cargos contra detenidos en Guantánamo, aunque no podrán utilizar las pruebas obtenidas mediante torturas en la época de Bush. Además, Obama prolongará la detención indefinida de presos a los que no se puede juzgar, porque o no hay pruebas contra ellos o las pruebas son inválidas, pero a los que el Gobierno estadounidense considera peligrosos.

Hay una serie de circunstancias que explican ese giro de Obama. El principal es que el Congreso ha bloqueado todas las iniciativas del presidente dirigidas al cierre de esa prisión. Pero, en el fondo, lo que sucede es que Guantánamo no les parece a la mayoría de los estadounidenses tan escandaloso ni consideran prioritario su cierre, y por eso el presidente no quiere desgastarse con ese asunto.

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