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ANÁLISIS

Omnipresencia de Erdogan en Turquía

Con las elecciones del domingo entra en vigor el sistema presidencialista, un sistema que otorga grandes poderes al presidente turco.

El presidente turco Erdogan celebrando la victoria. Foto: EFE
El presidente turco Erdogan celebrando la victoria. Foto: EFE
El presidente turco Erdogan celebrando la victoria. Foto: EFE

Imanol Butron Alonso (*)

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Euskaraz irakurri: Erdoganen eragina nonahi nabarituko da Turkian

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha vuelto a demostrar que no hay rival político que le supere, y ha vuelto a vencer en las elecciones presidenciales y parlamentarias de este domingo. Esta será la octava vez que lo consiga de manera consecutiva desde el 2002, pero en está ocasión será más significativo que nunca por dos motivos.

El primero es que Erdogan llegaba en un momento en el que se estaba poniendo en duda su capacidad para solucionar los problemas que atraviesa el país. La oposición estaba más fuerte que nunca y soñaba con complicarle las cosas con una victoria que, sin embargo, nunca llegó.

La segunda es que a partir de estas elecciones se ratifica el cambio del sistema parlamentario (desarrollado con la Constitución de 1982) al sistema presidencial que el pasado 16 de abril fue aprobado con un justo porcentaje del 51,3 % y que le otorga al presidente unos poderes casi ilimitados.

Erdogan ya tiene los poderes plenos que solicitaba para enfrentarse a problemas como la crisis económica, la guerra abierta contra los kurdos en Siria e Irak, el estado de emergencia que lleva condicionando la vida de los turcos desde el sangriento golpe de estado fallido del 15 de julio de 2016 o el futuro de los refugiados.

Pero ¿Qué supone entrar en sistema presidencialista?

El principal cambio reside en que Erdogan ya no solo es el jefe de Estado, si no que pasa a convertirse también en jefe de Gobierno, y el Poder Legislativo se limita solo al ámbito de la elaboración de leyes. Mientras tanto, el presidente adquiere la posibilidad de nombrar y destituir ministros. La figura del primer ministro desaparece y aparece la del vicepresidente, que es elegido por el presidente si ningún tipo de legitimidad democrática y sin la necesidad de que el Parlamento lo apruebe.

Otro de los cambios importantes es que Erdogan puede ser miembro e incluso el líder de su partido político, lo que le va a permitir ejercer su influencia en el Parlamento de una manera más importante.

Además, las elecciones presidenciales y parlamentarias han pasado a celebrarse al mismo tiempo, lo que supone el control de la Presidencia y el Parlamento conjuntamente, y, de ser necesario, el presidente podrá disolver el Parlamento por cualquier motivo.

En el ámbito judicial también hay cambios importantes y el presidente y el Parlamento pasan a designar una parte (seis y siete, respectivamente) de la Junta de Jueces y Fiscales, un órgano independiente hasta ahora en Turquía. Esto reduce la libertad del poder judicial y permite que el partido que domine el Parlamento y la Presidencia tenga un poder determinante sobre la judicatura del país.

Todos estos cambios son solo algunos de los más importantes respecto al sistema parlamentario, y todos ellos pueden llevar a la omnipresencia del presidente en todos los ámbitos si se tiene en cuenta el poder que tiene no solo Erdogan sino también el Partido de la Justicia y el Desarrollo dentro del Parlamento.

 

(*) Imanol Butron Alonso, graduado en Ciencias Políticas por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), es alumno en prácticas del Máster De Comunicación Multimedia EiTB-EHU en eitb.eus.

 

 

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