Internacional -
ANÁLISIS
Crisis en el Mediterráneo
Mateo Salvini dice que el buen actuar de España no se puede quedar en un acto esporádico, y Austria, Italia y Alemania crean un eje para luchar contra la migración ilegal.
Imanol Butron Alonso (*)
Euskaraz irakurri: Krisia Mediterraneoan
Matteo Salvini ya ha logrado su primera “victoria” como ministro del Interior de Italia. Como ya hiciera durante toda su campaña electoral y, más tarde, una vez jurado el nuevo cargo, el miembro de La Liga se ha mantenido firme a su discurso y ha cerrado a cal y canto todos los puertos de las costas italianas, impidiendo así que el barco "Aquarius" de la ONG SOS Mediterranée con 629 personas a bordo pueda atracar en alguno de sus muelles.
Ante la negativa por parte de Italia y Malta a abrir sus puertos, el nuevo Gobierno español, con Pedro Sánchez a la cabeza, se prestó a acoger a todos ellos y dio la orden de que el Aquarius pusiera rumbo al puerto de Valencia. Sin embargo, teniendo en cuenta las malas condiciones meteorológicas, la salud de los ocupantes y el tiempo estimado para llegar a Valencia, se tuvo que evacuar a parte de los ocupantes a un buque guardacostas y a otro militar, y otras 100 personas se quedaron a bordo del propio Aquarius.
Mientras el Aquarius sigue por aguas mediterráneas en dirección a Valencia, el canciller federal austríaco, Sebastian Kurz, ha anunciado la creación de un «eje de voluntarios» formado por los ministros de Interior de su país, Italia y Alemania para la lucha contra la migración ilegal y la llegada descontrolada de refugiados a Europa.
Esto no hace más que tensar la cuerda entre los países de la Unión Europea. Prueba de ello es la última comparecencia de Matteo Salvini en el Senado italiano donde ha criticado la actitud de la Unión Europea y Francia y ha aprovechado para dejar un “recadito” al Gobierno español, apuntando que España tiene un “amplio margen” para recibir migrantes y ha dicho que mientras que “Italia ha acogido a 170.000 España lo ha hecho con 16.000”.
Estas discrepancias entre Francia e Italia ponen en duda el primer encuentro bilateral entre el presidente francés y el nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte, que debería ir a París el viernes.
Lo que está claro es que resulta inviable que cada país tome cartas en el asunto por su cuenta y de manera esporádica. Viendo la situación en las aguas del Mediterráneo la Unión Europea se deberá poner manos a la obra lo antes posible para empezar a adoptar medidas conjuntas entre todos los países y evitar así un problema que va a más.
(*) Imanol Butron Alonso, graduado en Ciencias Políticas por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), es alumno en prácticas del Máster De Comunicación Multimedia EiTB-EHU en eitb.eus.