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Corrupción
La indignación toma las calles en Brasil contra Michel Temer
Miles de personas en 19 capitales del país han vuelto a manifestarse para pedir la dimisión del presidente, tras hacerse público que intentó comprar el silencio de un diputado.
agencias | redacción
Euskaraz irakurri: Michel Temerren auziak eragindako haserreak Brasilgo kaleak hartu ditu
Miles de personas se han manifestado este domingo en las capitales de 19 estados de Brasil para reclamar la dimisión del presidente, Michel Temer, tras salir a la luz una grabación en la que el mandatario compra el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha.
Según las informaciones facilitadas por el diario brasileño 'O Globo', las protestas se han sucedido en Aracaju, Brasilia, Belém, Belo Horizonte, Campo Grande, Cuiabá, Curitiba, Fortaleza, Goiania, Joao Pessoa, Manaus, Natal, Palmas, Recife, Rio Branco, Río de Janeiro, Salvador, Sao Luís, Sao Paulo y Teresina.
En el caso de Río de Janeiro, los manifestantes han reclamado además la dimisión del gobernador, Luiz Fernando Pezao, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el partido que lidera Temer.
Temer solicitó el sábado que se suspenda la investigación del Tribunal Supremo Federal (STF) abierta contra él para discernir si participó en el cobro de sobornos en un intento por impedir que Cunha revelara detalles del caso de corrupción Petrobras.
Temer aseguró que la grabación de audio con el magnate Eike Batista ha sido editada hasta en 50 ocasiones. "Es un montaje, una acción deliberada para incriminar a ciertas personas. Brasil camina rumbo a la recuperación económica", señaló.
Batista, propietario de JBS, la mayor productora de carne del mundo, grabó sus conversaciones con Temer, en las que éste le explica que "es importante mantener" los pagos mensuales a Lucio Funaro, el hombre de confianza de Cunha en el Congreso, para "garantizar el silencio".
Las entregas periódicas ascendían a 400.00 reales (unos 110.000 euros) y, en total, el presidente pagó a Cunha unos 5 millones de reales (1,3 millones de euros) cuando ya estaba preso.
El magnate brasileño también reconoce que hizo cuantiosas aportaciones a los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff a través de los exministros Guido Mantega y Antonio Palocci. En 2014, el saldo de las cuentas en Brasil y en el extranjero de ambos exmandatarios alcanzaba los 150 millones de dólares.