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Análisis

Campaña electoral sin precedentes en Irak

En Irak se está produciendo un nivel de debate político sin precedentes, aunque hay un reparo: Se ha impedido participar a muchos candidatos del partido de Saddam Hussein.

Jesús Torquemada

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La campaña electoral ha terminado en Irak con el eco de los tres atentados cometidos el jueves en Bagdad, un recordatorio de que la situación en Irak dista mucho de ser normal.

Sin embargo, esta campaña electoral ha sido mucho menos sangrienta que la de hace cinco años, con una diferencia importante además: que esta vez de la seguridad en las calles ya se ocupa el Ejército iraquí, pues los soldados americanos están replegados en los cuarteles y sólo salen a patrullar de vez en cuando.

Por otra parte, en Irak se está produciendo un nivel de debate político sin precedentes. Ha habido muchos mítines, las ciudades están empapeladas con carteles y los medios audiovisuales transmiten a todas horas propaganda electoral.

Sólo en Bagdad hay unas cincuenta emisoras de radio y televisión, además de media docena de periódicos. En ningún otro país árabe se ha llegado a ese nivel de pluralismo informativo.

Puede decirse en ese sentido que van a ser unas elecciones democráticas, con un reparo: que se ha impedido la participación de muchos candidatos que en su día formaron parte del Partido Baas, el de Saddam Hussein.

Mientras los kurdos y los chiíes están perfectamente representados, pues concurren a las elecciones todos los partidos de esas comunidades, en el caso de los suníes una parte de ellos no han podido participar como candidatos.

Sigue siendo el problema pendiente de Irak: cómo integrar a los suníes, que apoyaron mayoritariamente a Saddam Hussein, en el juego político.

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