Internacional -
Referéndum en Escocia
'Escocia ha crecido al margen de Westminster'
El profesor John MacInnes cree que el camino a la secesión debe asentarse en un mandato claro de las urnas y no en mayorías ajustadas.
I. Herce | EITB.EUS
El professor de Ciencia Política de la Universidad de Edimburgo, John MacInnes, explica las razones por las que, a su juicio, la independencia se ha convertido en una opción política con respaldo en la sociedad escocesa.
"La política en Escocia ha crecido al margen de la política de el Parlamento de Westminster, dominado por un pensamiento neoliberal. Por el contrario, la sociedad escocesa reclama una democracia social", señala. Por eso, MacInnes cree que la independencia "es la mejor manera de mantener lo que tradicionalmente eran los valores británicos".
Si la polarización política puede derivar en una fractura en la sociedad escocesa no es una opción que baraje este analista, quien está convencido que ambos bandos aceptarán el resultado del referéndum sea cual sea, así como sus consecuencias. Aunque añade que un mayor autogobierno para la región, tal y como promete ahora Londres, "no apagará las ansias de independencia de buena parte de la sociedad".
MacInnes, que se declara "partidario de la independencia, aunque no nacionalista", cree sin embargo que el resultado que impulse la soberanía debe ser contundente y claro, ya que un resultado muy ajustado a favor de la secesión no puede ser la base sobre la que se construya el nuevo Estado. "¿Qué nueva nación puede echar a andar con la mitad de su población contraria a su existencia?", señala.
La viabilidad económica del nuevo Estado, cuestión central en el debate entre adversarios y favorables, "es indudable", según MacInnes, si bien admite que la realidad no será de color de rosa. "Una Escocia independiente es financieramente viable, pero habrá más dificultades de las que dicen en la Campaña del Si", indica. Y añade sin dudarlo que una eventual expulsión del paraíso de la moneda única acarreraría obligatoriamente la no asunción de la deuda pública británica correspondiente al nuevo país.
A su juicio, las naciones son fruto "de la imaginación política y las luchas, no de la identidad".