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Crónica desde EEUU

Crónica de un cierre anunciado

El acuerdo no ha sido posible entre demócratas y republicanos y 800.000 funcionarios se han visto obligados a quedarse en casa.

Mikel Reparaz
Mikel Reparaz
El Gobierno de EE. UU. echa el cierre por primera vez en 17 años

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Mikel Reparaz

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La división entre demócratas y republicanos sobre la reforma sanitaria de Obama ha hecho imposible el acuerdo. El cierre parcial de la administración federal se veia anoche en Washington como algo inevitable.

Ninguna de las partes ha mostrado disposición a negociar y la colisión se veia venir de lejos, sin remedio. Los republicanos se han atrincherado en la Cámara de Representantes y los demócratas en el Senado. Ninguna de las dos cámaras ha sido capaz de poner sobre la mesa una propuesta de compromiso. Y todo porque los conservadores han visto la oportunidad -seguramente la última oportunidad- de acabar con el proyecto estrella de Obama: el Obamacare, la reforma sanitaria que pretende llevar cobertura médica universal y obligatoria a los ciudadanos estadounidenses. Para los sectores más conservadores del Partido Republicano, esa reforma es poco más que un caballo de Troya socialista dentro del sistema de seguros públicos de EEUU.

La consecuencia del bloqueo presupuestario se palpa ya en la calle. 800.000 funcionarios se han visto obligados a quedarse en casa porque sus puestos de trabajo han echado la persiana. La Estatua de la Libertad y la isla de Ellis en Nueva York han puesto el cartel de "cerrado temporalmente". Igual que todos los parques nacionales, los museos Smithsonian, la agencia medioambiental (EPA) o las oficinas de expedición de visados y pasaportes.

De momento quienes más han notado las incovenciencias del cierre parcial de esos servicios públicos "no esenciales" son los turistas que esta mañana merodeaban incrédulos ante los museos, los monumentos y parques sin posibilidad de entrar. También lo notarán quienes quieran viajar próximamente a EEUU, porque el proceso de expedición de visados y autorizaciones para extranjeros ha quedado en suspenso.

Pero lo peor podría estar por venir. El 17 de octubre la deuda del Gobierno tocará techo y la administración no podrá pedir más préstamos para financiarse. Y entonces los servicios esenciales podrían estar en peligro. Porque nada indica que los republicanos vayan a ponerle las cosas nada fáciles a Obama.

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