Economía -
Análisis
Sálvese quien pueda en el Edificio Euro
Si Papandreu sabía o intuía que los griegos no le iban a seguir en el camino del rescate, lo que tendría que haber hecho, hace ya meses, es organizar una salida ordenada de Grecia del euro.
Jesús Torquemada
Si a usted le preguntan si quiere ganar menos dinero, lo más probable es que diga que no. Si a los griegos les preguntan si quieren hacer aún más sacrificios, lo más probable es que digan que no. Pero si se les pregunta a los finlandeses, a los alemanes o a los holandeses si están dispuestos a poner más dinero para salvar a los griegos, lo más probable es que digan que no.
El plan de rescate a Grecia aprobado la semana pasada es muy complicado y ha necesitado varios meses de negociaciones. Involucra a los gobiernos europeos, a los bancos privados, al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional. Todas las piezas deben encajar; si falla una, se hunde todo el edificio. El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha puesto en marcha importantes recortes de los gastos sociales para poder mantener a Grecia dentro del euro y eso le ha convertido en muy impopular. Ahora, cuando debía dar el último paso, se ha cansado y ha puesto la decisión final en manos de los griegos.
Las encuestas, sin embargo, indican que los griegos no han entendido de qué va la cosa: una mayoría está en contra del plan de rescate, pero una mayoría aún mayor dice que quiere seguir dentro del euro. A estas alturas, ya es imposible seguir en el euro sin aplicar el rescate. Grecia no tendría que haber entrado en el euro porque nunca cumplió las condiciones, aunque falsificó las cuentas públicas para que pareciera que sí. Si Papandreu sabía o intuía que los griegos no le iban a seguir en el camino del rescate, lo que tendría que haber hecho, hace ya meses, es organizar una salida ordenada de Grecia del euro. Ahora vamos camino de una salida desordenada que pone en peligro a los que aún quedan dentro.