Economía -
Conflicto laboral
Los trabajadores de Araluce piden a Batz que desactive la liquidación de la planta
Los empleados siguen fuera de la empresa y consideran que el cierre patronal decretado es un "claro intento de chantaje" para que acepten la hoja de ruta que lleva al cierre de la compañía.
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Araluceko langileek lantegiaren itxiera gelditzeko eskatu diote Batz taldeari
Los trabajadores de Araluce han reiterado su petición al Grupo Batz para que desactive la liquidación de la planta de Igorre (Bizkaia), que les dote de carga de trabajo, al considerar que "no se justifica su cierre", al tiempo que han apostado por su continuidad, conservando así sus 141 puestos de trabajo.
Asimismo, el comité de Araluce ha denunciado el cierre patronal decretado por Batz, "que envió a ocho encapuchados y echó de sus puestos al turno de noche" y que no les permite acceder a la planta, "no se justifica, según la Inspección de Trabajo".
Tras la decisión del administrador encargado de la liquidación de la compañía de cerrar esta fábrica hasta que la plantilla desconvoque los paros y se comprometa a finalizar los trabajos pendientes, la plantilla ha advertido de que seguirá luchando por sus empleos.
Así, los trabajadores siguen fuera de la empresa y consideran que el cierre patronal decretado es un "claro intento de chantaje" para que acepten la hoja de ruta que lleva al cierre de la compañía, decisión que dejaría en el paro a 141 personas.
Los sindicatos, entre otras soluciones, han planteado a la dirección aplazar el cierre para favorecer la llegada de inversores o recolocar a los trabajadores en otras compañías de la cooperativa, pero la dirección ha rechazado esas opciones. "Le pedimos tiempo para encontrar un posible proyecto industrial, pero Batz nos lo niega", han lamentado, para argumentar que en seis semanas no se compra una empresa del sector de automoción.
Batz, perteneciente al Grupo cooperativo Mondragón, anunció hace unas semanas su intención de cerrar Araluce. La cooperativa adquirió la compañía en noviembre de 2016 para ampliar su división de fabricación de troqueles destinados a la industria del automóvil.
Entonces, los trabajadores asumieron recortes laborales importantes para ayudar a la viabilidad de la empresa, pero los compromisos del Grupo Batz "han quedado en papel mojado tan solo tres años después", han criticado los trabajadores, que han reiterado que no se "resignan" y que lucharán hasta el final por sus puestos de trabajo.