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Elecciones en Euskadi: Alea jacta est

Iñigo Herce

Iñigo Herce

El adelanto electoral anunciado por el lehendakari situán a Euskadi ante dos meses de una campaña en la que la economía y el final de la violencia de ETA serán los dos ejes fundamentales.


Hasta aquí hemos llegado. Eso es lo que ha dicho hoy, en otras palabras, el lehendakari Patxi López en su anuncio del adelanto electoral.

La cita con las urnas va a llegar cuatro meses antes de la fecha prevista. La situación en la que el primer Ejecutivo socialista de la historia política vasca se encontraba tras la ruptura de su pacto de gobernabilidad con el PP hacían muy difícil agotar la legislatura. Su minoría parlamentaria le abocaba a un final de mandato muy complicado, en la que su situación minoritaria se pondría en evidencia semana a semana. La presión que desde la oposición se estaba ejerciendo para anunciar ya la cita con las urnas dejaban una papeleta difícil al lehendakari, quien a tenor de lo escuchado hoy, convertirá la defensa del autogobierno vasco frente a los recortes del Gobierno central como uno de los puntales de su discurso.

Con el anuncio de hoy, el lehendakari ha cerrado de un plumazo las especulaciones y deja abierto el camino a una precampaña de dos meses exactos.

La cita con las urnas coincidirá exactamente con el primer aniversario del final de la violencia de ETA. No por sabido es menos histórico el hecho de que sean las primeras elecciones vascas sin la amenaza de la violencia terrorista. Serán fechas en las que, inevitablemente, se harán balances del transcurso del proceso de final de la violencia, lo que situará este punto en primer plano en plena campaña. Esto convertirá el proceso de paz en uno de los ejes centrales de los discursos, especialmente en el de EH Bildu, que es quien tratará de rentabilizar el final de la violencia.

Pero el horizonte de extrema incertidumbre económica y las posibilidades cada vez más claras de un rescate a España sitúan a la economía en el epicentro de las preocupaciones de la sociedad. Conscientes de ello, los partidos han diseñado sus estrategias con este enfoque, y tratarán de ganarse la confianza del votante ofreciendo estabilidad y garantías en la gestión de los dineros. Visto lo visto hasta el momento, PNV, PSE-EE y PP tratarán de ganar posiciones en esta pugna. Quien mejor lo logre, quien consiga transmitir confianza a una sociedad desbordada y atemorizada por el futuro económico, va a tener mucho ganado.

En lo que a los que parecen inevitables pactos postelectorales se refiere, ningún partido va a mostrar sus cartas previamente. Pero, mirando a las encuestas, parece que, gane quien gane, va a tener que entenderse con, al menos, otro partido. Lo cual, y ante la posible configuración política del próximo parlamento, abre un panorama inédito en la política vasca.