Jesús Torquemada
Análisis
Juego peligroso en Siria
Jesús Torquemada
Los ayatolas iraníes y las monarquías del Golfo Pérsico han decidido no enfrentarse directamente, pero han llevado su enfrentamiento a Siria.
El riesgo de que la guerra civil de Siria se convierta en un conflicto regional es cada día más evidente.
Preocupa, sobre todo, la posible implicación de Turquía y de Irán. Turquía ya ha reforzado sus posiciones en la frontera con Siria. En el caso de Irán, el secuestro de casi cincuenta iraníes por parte de los rebeldes sirios coloca a Teherán en una situación difícil.
El Gobierno iraní apoya al presidente sirio, Bashar El Assad, porque es el principal aliado que tiene en la región. Gracias a esa alianza, Irán hace llegar, a través de territorio sirio, armas y dinero al grupo chií libanés Hizbola.
La existencia de un Hizbola fuerte es fundamental para los ayatolas iraníes, ya que les permite ejercer una importante influencia sobre los asuntos de Oriente Medio. Si cae Assad, cae ese puente, y entonces Irán pierde esa influencia.
Por ese motivo, los principales apoyos de los rebeldes sirios son precisamente los gobiernos árabes de la región que son enemigos de Irán, con Arabia Saudí y Qatar a la cabeza.
Allí se está jugando una complicada partida de ajedrez político desde hace años. Por un lado, las monarquías del Golfo Pérsico, que son de la rama suní del Islam. Por otro lado, la república islámica de Irán, que es de la rama chií.
Los iraníes quieren derribar a esas monarquías y esas monarquías quieren derrocar a los ayatolas. De momento, por suerte para todos, han decidido no enfrentarse directamente, pero han llevado su enfrentamiento a Siria en un juego muy peligroso.