Felipe Etxebarria
Análisis
Conferencia de Berlín sobre Libia
Felipe Etxebarria
El primer objetivo es la consolidación del reciente alto el fuego, pero en la guerra de Libia combaten potencias internacionales en un bando u otro. Y la UE está dividida en sus preferencias.
La Conferencia de Berlín, con la participación de 11 líderes mundiales como Putin, Macron, Johnson, Erdogan o Merkel, ha acordado terminar con las injerencias extranjeras en Libia con el fin de establecer las bases de una paz duradera. El primer objetivo es la consolidación del reciente alto el fuego, mediante el compromiso de respetar el embargo de armas decretado por la ONU en 2011, incumplido hasta ahora.
Desde la caída del general Gadafi en Libia en 2011, el país norteafricano está sumido en una guerra civil que la Conferencia de Berlín intenta poner fin. Los dos principales actores enfrentados en el país norteafricano son los siguientes: el primer ministro Fayez al-Sarraj que dirige el gobierno de Trípoli, reconocido por las Naciones Unidas; y el General Charifa Haftar que apoya al gobierno rebelde del este y controla también el Sur del país. Las tropas del Haftar combatieron contra las milicias islámicas al este de Libia, y conquistaron Bengasi en 2014.
En la guerra de Libia combaten potencias internacionales en un bando u otro. Y la Unión Europea está dividida en sus preferencias.
El primer ministro Fayez al Sarraj y su gobierno reconocido internacionalmente, es apoyado por Qatar y Turquía. Mientras que los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania, Arabia Saudí y Rusia apoyan al general Haftar.
Europa, también dividida sobre Libia
Italia, la antigua potencia colonial apoya al gobierno de Sarraj. El gobierno de Roma tiene grandes intereses económicos. El gigante energético italiano ENI es, con el 45 % del mercado libio, el mayor productor extranjero de gas y petróleo.
Alemania, que media en el conflicto con la Conferencia de Berlín, intenta impedir que el escenario sirio se repita en Libia.
Francia, por el contrario, aunque no sea de forma activa, apoya el general rebelde Haftar, que ha colaborado con los militares franceses en la zona del Sahel para combatir al terrorismo islamista.
Aunque oficialmente Estados Unidos respalda al gobierno reconocido por la ONU, en el pasado mes de abril el presidente Trump elogió al general Haftar por el papel jugado en la protección de las reservas petrolíferas. El mismo mes que recibía estos elogios, Haftar iniciaba una ofensiva contra Trípoli, que ahora pretende concluir con una victoria.