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Jesús Torquemada

Análisis

Mucha jeta la de los británicos

Jesús Torquemada

Jesús Torquemada

Lo que pretenden los británicos, al parecer, no es pagar ellos por marcharse, sino que les paguemos los demás los gastos de la salida.

Todo lo que está pasando estaba cantado desde que al irresponsable de David Cameron se le ocurrió hacer un referéndum que ni era necesario ni casi nadie pedía. Era evidente que la decisión de abandonar la Unión Europea iba a causar un gran daño económico no solo a los británicos, sino también al resto de los europeos. Era evidente que el problema de la frontera irlandesa era imposible de resolver. Era evidente que el brexit no iba a solucionar la emigración al Reino Unido, sino que en todo caso iba a cambiar emigrantes polacos por emigrantes paquistaníes.

Todo era evidente, pero hemos llegado al callejón sin salida actual. La primera ministra, Theresa May, no ha conseguido convencer a los diputados británicos de que acepten el acuerdo de salida negociado con la Unión Europea. Un acuerdo que, ya de por sí, es muy bueno para el Reino Unido. Vale, pues lo que hace May, en vez de dimitir, es ir a Bruselas a pedir más concesiones. O sea, lo que pretenden los británicos, al parecer, no es pagar ellos por marcharse, sino que les paguemos los demás los gastos de la salida. Pueden hacer otra cosa: reconocer que han metido la pata hasta el fondo y aprovechar la oportunidad que les acaba de dar el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Ese tribunal ha dicho que, si el Reino Unido quiere dar marcha atrás en el brexit, puede hacerlo todavía, pero que tiene que decidirlo ya.