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Análisis
El desencanto llega a las urnas
Iñigo Herce
- Redacción -
El fuerte descenso en votos y escaños del PP y del PSOE, unido a la irrupción de formaciones de nuevo cuño como Podemos, conllevan varios mensajes que ambos partidos no pueden ya soslayar.
Los resultados de las Elecciones Europeas suponen el más duro golpe sufrido por el bipartidismo en España desde la instauración de la Democracia. El fuerte descenso en votos y escaños del PP y del PSOE, unido a la irrupción de formaciones de nuevo cuño como Podemos, conllevan varios mensajes que ambos partidos no pueden ya soslayar.
La devastadora crisis económica y el empobrecimiento de amplias capas sociales han sido el caldo de cultivo que ha traído esta fotografía. La respuesta que hasta ahora se había visualizado en momentos puntuales en la calle ha llegado ya a las urnas. Las recetas de austeridad y recortes no han supuesto una mejora de la situación de un país que sigue rondado los cinco millones de parados. La desilusión, el desencanto y el enfado de la gente con los dos principales partidos españoles han tenido por vez primera su reflejo a la hora de depositar el voto y supone un serio aviso de cara a las elecciones generales que se celebraran dentro de escasamente año y medio.
PP y PSOE, seguro, han tomado nota. Un resultado como el de hoy daría como resultado un Congreso de los Diputados sin mayorías absolutas y con una fragmentación más propia de Italia que haría francamente difícil la gobernabilidad.
Las propuestas de los partidos tradicionales no calan ni consiguen sintonizar con los sectores que demandan otra forma de hacer política, que atienda y recoja las necesidades de los ciudadanos. El mensaje no puede ser más directo: las propuestas para hacer frente a la crisis no convencen, y los ciudadanos buscan soluciones con fórmulas más extremas.
Euskal Herria
Los resultados en el escenario vasco dejan a un PNV triunfante, pero con EH Bildu pisándole los talones. La formación de Andoni Ortuzar ha conseguido su objetivo de seguir como el principal referente, pero no tiene motivos para la tranquilidad. No en vano EH Bildu ha mantenido su posición de primera fuerza en Gipuzkoa y, atención, gana por vez primera en Alava. La lectura vasca también deja mal parados a PSE-EE y PP, que obtienen un mal resultado sin ambages.
Esta fotografía, si bien algo distorsionada por una participación más baja de lo habitual en otras elecciones, supone un “primer round” de cara a las municipales y forales de 2015, en las que ya se vislumbra un auténtico tour de force entre jeltzales y Bildu. La lucha se promete encarnizada y la campaña para las municipales está lanzada, con Gipuzkoa como principal frente del campo de batalla.
En Navarra, donde el PP ha sido el partido más votado, Bildu ha obtenido un excelente resultado con un 20% de los votos y se sitúa también en una inmejorable posición de partida de cara las elecciones forales que se celebrarán durante la primavera del año que viene. Desde esta posición, la coalición puede postularse como una alternativa a UPN si bien para ello necesitaría de la colaboración de alguna otra fuerza.
Europa
El triunfo de la ultraderecha en Francia supone una convulsión en el corazón del proyecto Europeo. Francia, junto con Alemania, ha sido la locomotora del proyecto europeísta. Ahora, la antieuropea y xenófoba formación de Marine Le Pen ha provocado un auténtico “terremoto” en palabras de Manuel Valls que interpela a todos: instituciones y partidos tradicionales.
El seísmo galo no ha sido sin embargo el único resultado significativo: la victoria de Syriza en Grecia, la coalición de izquierdas símbolo de la lucha contra las políticas de austeridad de la Troika, o el espectacular resultado del UKIP, el partido antieuropeo y contrario a la inmigración, y el ascenso en muchos países de partidos de extrema derecha (Francia, Dinamarca, Reino Unido o Austria tienen partidos de extrema derecha por encima del 20%) dibujan un escenario que supera ya lo inquietante para adentrarse en la incertidumbre de lo desconocido.
El Parlamento Europeo resultante, el órgano que aglutina el voto popular de los ciudadanos europeos, es el más antieuropeo de la historia. Hace exactamente cien años en Europa estaba a las puertas de la Primera Guerra Mundial. Un siglo más tarde, 28 países votan unidos y comparten un proyecto político, social y económico. Ese destino común y libremente aceptado, sin embargo, se tambalea por la base. Sin la adhesión y la implicación de los ciudadanos, Europa corre un serio riesgo de colapso.