Curiosidades -
Disparatos premios
El inventor de una máquina que cambia pañales, entre los galardonados de los Ig Nobel
Los premios parodia de los Nobel, que recompensan descubrimientos científicos curiosos y divertidos, se han repartido esta madrugada en EE.UU.
Agencias
Euskaraz irakurri: Fardelak aldatzeko makina baten asmatzailea, Ig Nobel sarien irabazletako bat
El iraní Iman Farahbakhsh ha inventado una máquina que cambia automáticamente los pañales. El descubrimiento, que seguramente la mayoría de los padres agradecerán, no pasará a los anales de la historia de la ciencia, pero es sin duda, un gran invento para la vida diaria. Y justamente por eso, el hallazgo ha sido galardonado con un premio Ig Nobel, parodia de los Nobel, que todos los años reparte la Universidad de Harvard.
La ceremonia de entrega de premios, que organizada la revista de humor científico "Annals of Improbable Research" ("Anales de la Investigación Improbable"), ha tenido lugar este viernes de madrugada en el Sanders Theatre de Harvard.
Los premios tienen como objetivo dar a conocer los logros de 10 grupos de científicos que "primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar".
Entre los galardonados de esta 29 edición está, además, un equipo compuesto por dos científicos holandeses y uno turco que han descubierto que el dinero en papel es una gran fuente de transmisión de bacterias.
Otro de los hallazgos más celebrados ha sido el del científico italiano Silvano Gallus. Haciendo promoción de uno de los productos estrella de su madre patria, el especialista ha publicado un estudio en el que urge a la sociedad a consumir pizza por sus enormes beneficios para la salud.
El público ha estado muy animado durante toda la ceremonia: algunos se dedicaron a lanzar aviones de papel y un hombre llegó a subirse al escenario, vestido con una falda escocesa, para tocar la gaita.
Las reglas de la gala también han sido poco convencionales: los organizadores pusieron en práctica medidas extraordinarias para evitar que los galardonados excedieran el tiempo que se les había concedido para dar un discurso.
Concretamente, pidieron ayuda a una "dulce" niña de ocho años para que, cuando los discursos se alargaban, no dudaba en gritar de manera un poco estridente: "¡Por favor, para, estoy aburrida! ¡Por favor, para, estoy aburrida!".
Cada premiado ha recibido un diploma firmado por varios Nobeles de verdad y, además, se llevaron a casa un particular trofeo: un vaso de cartón con un cepillo de dientes.