historia y patrimonio
PATRIMONIO
Salvatierra asolada por la peste y arrasada por el fuego en 1564
Esta pandemia afectó y azotó al territorio alavés en varias ocasiones entre los siglos XVI y XIX en las que los confinamientos en la principal medidas de protección
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El incendio partió de la entrada a la villa por la iglesia de San Juan.
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El día 4 de abril de 1564 a la villa de Salvatierra llegaron las primeras noticias de un brote de peste en Zaragoza, por lo que inicia el protocolo sanitario en estos casos. Las autoridades de la época cerraron las puertas de la ciudad a cal y canto, colocando guardias para evitar que entrase ningún extranjero en la villa y establecer así un cordón de seguridad en el interior de las murallas. Sin embargo, la medida no fue suficiente y la peste logró entrar con fuerza en la localidad, llevándose por delante unas seiscientas personas. Los supervivientes enterraban a los difuntos en las iglesias, pero eran tantos que no daban abasto y el olor de la muerte recorría todas las calles, obligando a los vecinos a tapiar las puertas y ventanas de las iglesias para contener los hedores. Las murallas, que tantas veces habían servido como defensa, ahora se convertían en una trampa mortal para los habitantes.
El 1 de agosto de 1564 a las diez de la mañana se destaca un incendio que comienza en una de las entradas de la villa, el portal de San Juan. Poco a poco las llamas se contagian a las casas hasta que el fuego es incontrolable. Las llamas comienzas a crecer, espoleado por el viento, que lo arrastra por todo el barrio. La altura de las llamas alcanza el tejado de la iglesia de San Juan, que comienza a arder, dejando las bóvedas al descubierto. Es tal la proporción del incendio que afecta a la estructura de la torre de la iglesia y sus campanas caen al suelo con gran estruendo, resonando por toda la llanada.
Doce horas después, el incendio había acabado con toda la villa medieval, a excepción de un horno, de las iglesias de Santa María y de San Martín, probablemente porque estaban construidas en piedra, y de la casa de un tal Pedro Díaz de Santa Cruz, cuyos restos aún quedan en pie en la calle de las Carnicerías. Se rumorea que este pavoroso incendio, que casi acaba para siempre con la villa y la dejó al borde de la destrucción total, no fue en absoluto casual. Algunas sospechas apuntan a que el fuego fue provocado para acabar de una vez por todas con un terrible episodio que sufrían los vecinos, y es que Salvatierra ya estaba sumida desde hace unos meses antes en el caos y el terror, porque se encontraba sometida al azote de la peste.