Sociedad -
Escándalo
Benedicto XVI, acusado de encubrir abusos a 200 niños sordos
Según The New York Times, el futuro Papa, en aquel momento cardenal Joseph Ratzinger, encubrió un caso de abusos a menores y no expulsó al sacerdote implicado para evitar un escándalo.
Redacción
Altos cargos del Vaticano, entre los que se encuentra el actual Pontífice, Benedicto XVI, no tomaron medidas contra un sacerdote de Wisconsin (EE. UU.) que presuntamente abusó sexualmente de 200 niños sordos, según unos documentos a los que ha tenido acceso el prestigioso diario The New York Times.
Según el rotativo, en 1996, el futuro Papa Benedicto XVI, en aquella época todavía cardenal Joseph Ratzinger, fue alertado en varias misivas por el arzobispo de Milwaukee,&' || 'nbsp;Rembert G. Weakland, sobre los abusos cometidos por el sacerdote Lawrence Murphy, pese a lo cual optó por acallar el asunto y no expulsar al eclesiástico.
Lawrence Murphy, fallecido en 1998, trabajó en una conocida escuela para niños sordos entre 1950 y 1974.
Las mismas fuentes indican que hasta tres arzobispos de Wisconsin fueron informados de los abusos, pero ninguno de ellos tomó cartas en el asunto, por lo que Murphy murió sin haber rendido cuentas ante un tribunal.
El arzobispo Weakland ordenó en 1993 investigar lo sucedido, y el sacerdote confesó haber abusado de 200 niños, pero sin mostrar arrepentimiento alguno.
En los últimos meses, el Pontífice había emprendido una cruzada contra los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, e incluso había pedido perdón a las víctimas, como en el caso de los abusos de Irlanda.
Declaración del Vaticano
Por su parte, en unas declaraciones difundidas hoy a la prensa, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha explicado que el Vaticano no castigó a Murphy porque cuando supo del caso habían pasado 20 años y el religioso estaba muy enfermo.
Lombardi ha recordado el "terrible sufrimiento de las víctimas" y asegura que el sacerdote "violó la ley y, lo que es más importante la confianza que sus víctimas habían puesto en él".
Según el portavoz vaticano, "la Congregación para la Doctrina de la Fe no fue informada del asunto hasta aproximadamente 20 años más tarde. A finales de los años 1990, después de que habían pasado más de dos décadas, se le presentó a la Congregación para la Doctrina de la Fe la pregunta de cómo tratar el caso Murphy canónicamente".
"En tales casos - añade Lombardi - el Código de Derecho canónico no prevé penas automáticas, pero recomienda que se haga un juicio considerando la mayor pena eclesiástica que es la expulsión de estado clerical".
Por ello, añade, "visto que el Padre Murphy era anciano, su salud era precaria, vivía en aislamiento y no se habían producido nuevas acusaciones en los últimos 20 años, la Congregación para la Doctrina de la Fe tomó en consideración la restricción al Padre Murphy de su ministerio y pidió que aceptase la responsabilidad de sus graves actos".
El Vaticano resalta que el padre Murphy murió aproximadamente cuatro meses más tarde.