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Análisis

Raúl Castro da un paso importante

La anunciada intención de liberar 52 presos políticos es el resultado de la mediación de la Iglesia cubana, que se convierte así en interlocutora privilegiada del Gobierno.

Jesús Torquemada

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La decisión del Gobierno cubano de poner en libertad a 52 presos políticos es un paso importante para terminar con un asunto que mancha la imagen de Cuba.

Es el resultado de la mediación de la Iglesia cubana, que se convierte así en interlocutora privilegiada del Gobierno. No han intervenido en estas negociaciones ni los exiliados cubanos de Miami ni tampoco la oposición interna; aunque sí es cierto que la movilización de las llamadas Damas de Blanco, familiares de los presos, ha contribuido a que el problema fuera conocido en todo el mundo, cosa que también ocurrió con la muerte en huelga de hambre de uno de esos presos, Orlando Zapata.

Tampoco ha intervenido directamente en las negociaciones el Gobierno español, y así lo ha dejado claro el propio Miguel Angel Moratinos, ministro español de Exteriores. Ahora bien, que el anuncio se haya hecho coincidiendo con la visita de Moratinos a La Habana no es casual, entre otras cosas porque el destino final de los excarcelados será España.

El Gobierno español está intentando convencer a sus socios de la Unión Europea de que mejoren las relaciones con Cuba cambiando la llamada Posición Común, que limita los intercambios políticos con la isla.

Los gobiernos europeos condicionan esa mejora a que el Gobierno cubano deje en libertad a los presos políticos y dé muestras de querer democratizar el país.

En su última reunión, en junio, los ministros europeos de Exteriores eran partidarios de renovar la Posición Común para otro año, pero le dieron a Moratinos un plazo hasta septiembre para que se vieran resultados en Cuba.

A esa reunión de septiembre Moratinos ya no irá con las manos vacías.

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