Economía -
Análisis
La bolsa otra vez
Todo sigue tan confuso como cuando estalló la crisis hace ya tres años con un dato añadido: se acaba la munición contra la crisis.
Pedro García Larragan
Tres semanas de infarto. Es lo que espera a los bolsas este mes de septiembre, hasta que el próximo día 21 el presidente de la reserva federal norteamericana, su banco central, Bern Bernanke, despeje la duda, y aclare qué piensa hacer para reactivar la economía de su país. El parón en Estados Unidos es un hecho, y al presidente de su autoridad monetaria se le acaba la pólvora.
Hasta ahora ha jugado con dos intrumentos principales. Uno: el crédito. Ya más barato imposible: los tipos están a casi el cero por ciento, es decir, prestan gratis, y ni aún así. Y dos: la masiva compra de deuda para financiar el país. Tampoco parece funcionar: la actividad económica de Estados Unidos no remonta como debiera. Y no olvidemos que es, todavía con mucho, la primera economía del planeta, su locomotora.
Así que la mera sospecha de que el gasto para estimular su economía ha tocado techo, sume al resto en una incertidumbre tal que está provocando un nuevo terremoto financiero.
Todas las bolsas europeas, menos la de Londres, se están dejando este lunes más de un 3%. La alemana pierde un cuatro, la francesa un 3’7%; y la española del Ibex 35 una cifra similar. Constructoras y sobretodo bancos europeos se están llevando la peor parte. Las dudas sobre la solvencia de determinados países les contamina.
A todo esto, la conocida como prima de riesgo se dispara. España tiene que pagar por sus bonos a diez años un interés superior al cinco por ciento: sólo así se los compran. Alemania apenas paga un 2. Esa diferencia, hoy de más de tres puntos porcentales, o 300 puntos básicos, es la que mide la confianza de los inversores en que el país en cuestión podrá pagarles lo que les debe. En función de esa confianza, le prestarán o no dinero.
Conclusión: la confianza en España vuelve a caer. Se intuyen nuevos problemas para este otoño. Y resumen: todo tan confuso como cuando estalló la crisis hace ya tres años con un dato añadido: se acaba la munición contra la crisis.