Jesús Torquemada
Análisis
Brasil, última etapa del movimiento indignado mundial
Jesús Torquemada
De Europa a Estados Unidos, de Estados Unidos a Turquía, de Turquía a Brasil, el movimiento de los indignados va saltando de continente a continente.
En cada lugar tiene sus características propias, pero hay unas cuantas comunes: los protagonistas, generalmente gente joven; la forma de organizarse, las redes sociales; el método de protesta, la acampada y la manifestación; y, sobre todo, las reivindicaciones, que son comunes en todos los casos.
Lo que piden ahora los jóvenes brasileños es más o menos lo que antes pidieron los europeos, los estadounidenses, los turcos e incluso los egipcios de la "primavera árabe": que no se malgaste el dinero público, que se reduzcan las desigualdades sociales, que haya igualdad de oportunidades para todos, que los políticos asuman sus responsabilidades, que la democracia sea algo más que votar cada cuatro años, que la sociedad sea más solidaria, que no se dilapiden los recursos naturales, que haya más libertad.
En cada país, la chispa es diferente. En Brasil, la protesta ha estallado por la subida de las tarifas del transporte público en Sao Paulo y Río de Janeiro. Los alcaldes de las dos ciudades ya han retirado esa medida, pero da igual. Los jóvenes siguen en la calle porque tienen otras cosas de las que protestar, y han sorprendido poniendo en duda la necesidad de gastar tanto dinero en el Mundial de Fútbol, en un país tan futbolero como Brasil.